Capitulo 1

528 33 0
                                    

-¿Y vas a acercarte a ellos?

-Sí, ese es mi trabajo.

-Como si te fueran a pagar algo... -Murmuré rodando los ojos.

-Bueno, me voy antes de que me vean contigo. Hablamos después.

-Bien. -Caminé hacia una de las mesas vacías mordiendo la manzana roja que había cogido para almorzar.

Aquí estoy, rodeada de humanos ajenos a todo el mundo mágico y extraordinario que los rodeaba.

Me giré hacia donde había ido Nina para verla sentada ya en la mesa de aquella pareja. Al parecer, la chica podía ver y comunicarse con las almas que aún rondaban entre nosotros.

-Soy Nina. Y siento tener que sentarme aquí, pero no hay más mesas libres. -Reí sin poder evitarlo para volver a agudizar el oído.

-No te preocupes.

-Tus ojos son rojos. -Le respondió la chica sorprendida.
-Digo, me llamo Keyla. ¿Por qué tus ojos son rojos?

-Bueno, es una cosa que me gusta. -Volví a reír. Pero será mentirosa... -Son lentillas, pero esto que quede entre nosotros.

-Bah. -Dejé de escuchar para seguir con mi manzana.

Tampoco es que me importe mucho su trabajo... Bueno, si. Debería ser yo la que esté ayudando a esa tal Keyla y no ella. Para eso era más poderosa que ella ¿no?

Suspiré notando el ardor que crecía dentro de mi y como pronto se escachaba la manzana que había entre mis manos.

Ni siquiera sabía que hacía en esta universidad para humanos. No me hacia falta ninguna carrera para trabajar.

Simplemente habia aceptado venir para que la gente no sospechara. Mi abuela se había encargado de hacerme un hechizo para obtener la inmortalidad, por lo que ahora mismo tenía doscientos cincuenta y dos años, pero para los humanos aparentaba dieciocho, y muchos a esa edad estaban en la universidad.

-Oye, ¿estás bien? -Parpadeé confundida para mirar al chico de la mesa de al lado.

-. -Solté la manzana hecha añicos sobre la mesa para ponerme de pie.

-Ten, para que te limpies.
-Ignoré la servilleta que me tendía para poner rumbo a la salida. -¡Eh, espera!

-¿A dónde vas, Dave? -Le gritó alguien cuando el susodicho salió tras de mi. Ja, si es lo que tengo. Nadie puede resistirme...

-Oye...

-¿Qué? -Pregunté girándome hacia él. Sin previo aviso, cogió mi mano derecha con la que había aplastado la manzana para limpiarla.

-No deberías salir por ahí con la mano sucia. Te mancharás la ropa. -Quité la mano rápidamente para que dejara de tocarme. -Soy Dave.

-Y yo soy No te interesa. -Sonreí falsamente antes de volver a girarme para seguir con mi camino.

-¿Por qué eres así?

-Es mejor que no te acerques a mi.

-¿Por qué? -Volvió a preguntar sin dejar de seguirme.

FIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora