Capítulo 3: Estado vegetal (Parte 5)

354 1 1
                                    

Al entrar me apresuré en entregar el libro, entre más rápido se complete esa estrella, mejor.

- ¡Señor! ¡Aquí está su libro! ¡Estaba dentro de la cajita de música! ¡Vi al muñeco!

- ¡Je je! La cerradura Itward... ¡Suena divertido! ¡Gracias por el libro! Ciertamente me hace recordar muchas cosas... Muchas... ¡muchas cosas!

- ¿Y ahora qué? ¡Le quedan dos cosas a la estrella!

- ¡Sí! ¡Pez en el agua!

Nos acercamos a la estrella dibujada en el suelo y el hechicero comenzó a hacer su magia, haciendo que aquel pez que estaba fuera de la estrella levitara y una radiante luz desprendiera de ella. Comenzó a recitar unas palabras:

- ¡Pez, pez nadando libre! ¡Vuelve, pececito! ¡Vuelve a casa!

Dicho esto, en el medio de la estrella apareció agua, en la cual el hechicero dejó caer al pez hundiéndose en ella.

- ¡Guau! ¡Señor! ¡Despertó al pez!

- ¡Sí! ¡Porque recordé cómo hacerlo! ¿No es hermoso?

- ¡Eso es mágico, señor! ¿Puede hacer eso con otros seres? ¿Cómo humanos?

- ¡Por supuesto! ¡Pero solo si las circunstancias son favorables! Pero las circunstancias no son a menudo favorables...

- Ya veo, señor... - dije un tanto decepcionada.

- Mmm... ¡Así que...! ¡Necesitamos encontrar las piedras perdidas! ¿Cierto? ¡El pez me dijo que mis zapatos están en los pies de un increíble bailarín! ¿Sabes dónde puede estar el bailarín? ¡No tengo ni idea!

- ¡Creo que lo sé! ¡Iré a ver!

Lo más lógico era encontrar a ese bailarín en aquella fiesta a la que no se me permitía entrar... Cambié de estación a otoño en donde el bar se encontraba abierto y con una pequeña esperanza me acerqué nuevamente al guardia...

- ¡Hola otra vez! ¿Encontró ya su entrada? ¡El show está a punto de comenzar!

Rayos... Necesitaba esa entrada, ¿pero dónde conseguirla...? Supongo que eso podía esperar, pero recordé que llevaba mi ropa junto a mis zapatos conmigo, ¿tal vez servirían de algo? Decidí intentarlo y le llevé mis prendas al hechicero, al parecer funcionó...

- ¡Aquí está, señor! ¡Mi ropa!

- ¡Mmmm! ¡Déjame oler esto! *Snif* ¡Puede servir! ¡Haremos una humana!

- ¡Oh! ¡Esto es excitante!

- ¡Bien! Ahora... Ponte en el centro de la Estrella de Ithersta...

Me puse en medio.

- Y piensa en tu cuerpo... Tu cabeza, tu pierna... y tu otra pierna. Y tu brazo... Los dos brazos... Y ahora, ¡concéntrate!

El Gran Hechicero levantó sus brazos haciéndome levitar, eso me asustó un poco, luego comenzó a decir algunas palabras.

- ¡Elementos escogidos al azar! ¡Encontrad el camino a vuestra verdadera esencia! ¡Conviértete en Fran, la humana! ¡AHORA!

Tras una aterradora sensación y clara mal formación que empezó a efectuarse en mi cuerpo y sentir cómo cada musculatura y extremidad comenzaba a transformarse de rama a huesos humanos, caí desmayada en el piso, una vez más...

- Ah... ¿Estás bien? – Preguntó el hechicero.

- Uuuuuuuugh... ¿Qué ha pasado? ¿Ya está?

Fran BowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora