Capítulo 36: ¿Te has vuelto loca Bella? (Parte 2)

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En cuanto él se fue vino a mi mente la conversación que estaba sosteniendo con Grecia antes de que mi padre llegara, mis pies comenzaron a moverse y mis ojos buscaban a Grecia, caminé por todo el hospital pero sin embargo no la encontré. La busque en los baños y la cafetería pero tampoco estaba, fui con Anna y le pregunté por ella pero aparentemente tampoco sabía dónde se encontraba.

– Seguramente se fue a casa también como mi papá – le comenté.

– Es lo más probable – dijo ella sin mirarme.

– ¿Y Adam? – pregunté ya algo nerviosa, tanto que mi voz temblaba – ¿Él estará bien?

– Mi hijo es un chico fuerte – dijo aun sin dirigirme la mirada – Lo conozco, desde niño siempre ha superado cosas.

– Bella – oí decir detrás de mí y volteé para saber quién era.

– Mery – dije – Pensé que ya te habías ido a casa.

– No pero de hecho ya me voy – me dijo.

– Está bien, no te preocupes, ve y por favor cuídate mucho, no quiero que nadie más salga herido y mucho menos tu – le dije – ¿No has visto a Grecia?

– La vi hace unos minutos, iba camino a la cafetería.

– ¿A la cafetería? – pregunté confundida – Pero yo vengo de allí y no la vi.

– Entonces no sé donde está Bella pero yo me tengo que ir, según me enteré la noticia ya se corrió por el pueblo y mi madre debe estar muy preocupada.

– Entiendo, ve entonces, cuídate mucho – dije abrazándola – Te quiero mucho Mery.

– Y yo a ti amiga, no vemos luego – dijo para luego irse.

Me quedé sola con Anna, me senté a su lado, ninguna de las dos pronunciaba palabra alguna, la incomodidad se esparcía por el aire y sin embargo decidí ser la primera en hablar. El encuentro con mi padre me hizo recordar lo que Adam me había contado aquella noche, el día que me regalo aquel hermoso camafeo contándome sobre su padre.

– Anna... – dije.

– ¿Qué sucede Bella? – me dijo tomando su bolsa y sacando una aspirina y una botella de agua.

– ¿Por qué Adam nunca conoció a su papá? – pregunté cuando ella tomaba la aspirina haciendo que se ahogara – Lo siento, no quise ser imprudente.

– Tranquila – me dijo – Nunca lo conoció por que su padre era un desgraciado.

Su respuesta me había sorprendido, no dije nada por unos segundos hasta que otra pregunta vino a mi mente.

– Adam me contó que él era un buen hombre, ¿Por qué usted dice lo contrario?

– Él solo sabe lo que le he contado – me respondió fría y sin ninguna expresión.

– No lo entiendo – comenté.

– Adam siempre imagino a su padre como un héroe, yo nunca quise arrancarle esa fantasía contándole que su padre era un maldito borracho, vividor y que me golpeaba todas las noches, incluso cuando supo que estaba embarazada.

– Yo... – decía cuando me interrumpió.

– Tuve que huir, no soportaba más esa vida – dijo mientras sus ojos parecían lagrimear – Por esa razón Adam nunca conoció a su padre.

Ya no le dije nada mas, las dos nos quedamos en total silencio hasta que ella se levantó y se alejó hasta desaparecer de mi vista, sin decirme a donde iría, dejándome allí mas confundida de lo que ya estaba.

Estoy Viva © Where stories live. Discover now