Capítulo 9: Libertad y lindos regalos

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Libertad y lindos regalos

- Kate -

Mis padres fueron al hospital y yo me quedé muy preocupada por mi hermana.

– Todo estará bien Kate, ya lo veras – dijo Clara abrazándome.

– Eso espero – dije devolviéndole el abrazo.

– Ven, vamos a la cocina, busquemos un helado.

Ya en la cocina Clara abrió el refrigerador y tomó dos de los helados que estaban en el fondo.

– Y dime Kate, yo he notado que tu y Bella se quieren bastante – Me dijo ella mientras comía su helado.

– Sí, yo la quiero mucho, la admiro y espero algún día ser cómo ella, fuerte, valiente y hermosa, pero...

– ¿hay un pero? – me preguntó

– Es solo que en los últimos años; Bella y yo ya no somos tan unidas cómo solíamos ser antes, ella siempre está en su habitación, nunca sale y si lo hace es solo para ir al lago a leer, siempre está leyendo.

– Entiendo, se cómo te sientes, Grecia es todo lo contrario, ¿sabes? – me dijo – Ella se cree lo último del desierto solo porqué es muy hermosa y yo pues, yo siempre he estado bajo su sombra.

– Me alegra que estés aquí, es muy agradable hablar con alguien que me entiende – le dije.

– Sí a mi también – dijo sonriéndome.

- Nick -

Me encontraba acostado en la sucia cama de la asquerosa celda en la que me habían metido y escuché la voz de:

– ¡Nick! – me llamó Mery.

– ¿Mery?, ¿Qué haces aquí?, ¿Estás bien? – le dije levantándome y acercándome a los barrotes de la celda - Hold me dijo que tu y Bella tuvieron un accidente, ¿Ella está bien?

– Nick, ¡cálmate!, sí las dos estamos bien, afortunadamente no nos paso nada, no pude verla antes de salir del hospital, pero ella está bien.

– Vaya, que bien, eso me alegra, ¿pero cómo es que te dejaron entrar aquí?

– La secretaria me dejo pasar unos minutos – me dijo – ¿tu cómo estás?

– ¿Tu cómo crees? – le pregunté con sarcasmo.

– Tranquilo, Bella hablará con su tío para sacarte de aquí.

– ¿De verdad? – le pregunté – ¿Ahora ves por qué es que la amo?

– Sí lo sé – dijo bajando su rostro.

– ¿Qué pasa? – le pregunté.

– Nada, es solo que tú ya sabes que no me gusta que digas eso.

– No, no lo sabía – le dije desconcertado – ¿pero por qué?

– Po, porqué, yo te amo a ti – dijo tartamudeando.

Iba a contestarle cuándo la secretaria entró y le indicó a Mery que tenía que irse.

– Señorita, ya tiene que irse.

– Está bien, ya voy – le dijo - Adiós Nick – dijo dirigiéndose a mí.

Se despidió y se fue con la mujer, yo me volví a acostar y no podía dejar de pensar en lo que Mery me había dicho... ¿Cómo no me di cuenta antes?

Estoy Viva © Où les histoires vivent. Découvrez maintenant