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El día había llegado, la madre de Mingyu había llenado la alacena para que los dos muchachos no murieran de hambre y su abuelo le había entregado un pequeño paquete. La expresión que había formado el menor hizo que su abuelo diera una fuerte carcajada seguido de un "Utilízalos bien"  guardo el paquete en su sudadera antes de que alguien lo viera.

- Todo listo – sonrió Wonwoo mientras terminaba de arreglar las maletas en el auto – ¿Cuánto tardaran?

- Serán tres días – contesto la abuela de Mingyu – tal vez cuatro – rió.

- Es mucho tiempo – el pequeño hizo un puchero.

- Tienen que aprovechar – dijo su abuelo – no me decepciones Mingyu.

- Abuelo podrías...–

- ¿A qué se refiere? – pregunto Wonwoo.

- Mingyu va a enseñarte muchas cosas – rió el mayor.

- Estaré gustoso de aprenderlas – dijo el pequeño entusiasmado causando que las mejillas de Mingyu se tornaran de un rojo carmín.

- ¿Estas bien? – pregunto su madre acercándose al auto – si te sientes enfermo puedo quedarme.

- Solo esta avergonzado – agrego su abuelo – no te preocupes.

- Abuelo – susurro el muchacho – detente.

- No – dijo usando el mismo tono de voz.

- Ya está todo listo – sonrió el padre de Mingyu subiendo al auto – rápido suban.

- Tengan cuidado – dijo su madre envolviéndolos en un abrazo – recuerden que pueden llamarme si ocurre algo.

- Gracias mamá – sonrió Mingyu.

- No quemen la casa y no traigan a desconocidos – dijo el abuelo.

- Está bien abuelo – sonrió Wonwoo – no haremos nada malo.

- Confió en ustedes – asintió, sus abuelos y madre se subieron al auto.

- Adiós – dijo Wonwoo mientras el auto partía.

Vieron el auto desaparecer en el horizonte, de repente los dos muchachos se hallaron solamente con la compañía del otro.

- ¿Qué haremos ahora? – pregunto Mingyu.

- Son apenas las 8 – dijo el pequeño – aun no desayunamos – sonrió – creo que será bueno preparar el desayuno.

- De acuerdo – se encogió de hombros y entraron juntos a casa.

Wonwoo empezó a sacar muchos ingredientes de la alacena ante la atenta mirada de Mingyu.

- Solo estamos los dos – rió este último.

- Pero comemos mucho – rió el pequeño también – además el desayuno es la comida más importante del día – dijo sacando un cartón de leche.

- ¿Te ayudo? – pregunto el más alto.

- Puedo solo – sonrió – a ti te toca hacer el almuerzo.

- Está bien señor ordenes – dijo burlón levantando los brazos.

- No me digas así – hizo un puchero y se acercó a Mingyu.

El chico de la luna [MEANIE]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt