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Mingyu giro la cabeza lentamente al escuchar esa respuesta, un chico de cabellera oscura, algo pálido y completamente vestido de blanco se encontraba sentado a su lado.

- ¡AHHH! – grito asustado poniéndose de pie - ¡¿Qu..qué eres?! – pregunto con palabras entrecortadas, los ojos de aquel chico se posaron en el - ¿Cómo llegaste aquí? – volvió a preguntar.

- Tú me llamaste – contesto, levantándose al igual que Mingyu.

- Yo no puedo invocar fantasmas – decía el más alto tratando de calmarse.

- Pero no soy un fantasma – reía el muchacho.

- ¿Qué eres entonces? – cruzo sus brazos.

- Yo – el más bajo dejo de reír y volvió a ver la luna – no lo sé.

- ¡Como que no lo sabes! – hizo un puchero - ¿no eres humano?

- No lo creo – negaba el pequeño.

- ¿De dónde vienes? – miro al chico de pies a cabeza, parecía humano o al menos eso quería creer.

- De ahí – señalaba aquel hermoso satélite que alumbraba la noche.

- No mientas – dijo ya frustrado - ¿Cómo pudiste haber llegado tan rápido?

- Solo respondí tu pregunta – decía encogiéndose de hombros.

Se llevó las manos al rostro tratando de pensar, es decir ¿Cómo podía pasar esto? ¿Era algún tipo de magia o ilusión? Miro nuevamente a aquel muchacho el cual mantenía la mirada en la luna, ¿era real o su mente estaba jugando?

- Pues vuelve a la luna – dijo volteándose para entrar a la casa.

- ¿Cómo lo hago? – el pequeño lo tomo del brazo – es tu culpa que este aquí.

- No es mi culpa – decía Mingyu zafándose del agarre.

- Si lo es – decía el chico/fantasma – tu preguntaste.

- Pero tu respondiste – contesto Mingyu.

- Ayúdame – rogó.

- ¿Cuál es tu nombre? – suspiro el muchacho.

- No tengo uno – decía inocente.

- Está bien – sonrió sarcástico – a ver "chico de la luna" ¿Qué quieres que haga?

- Pues haz otra pregunta – dijo el muchacho – tal vez así vuelva.

- ¿Sera qué pueden volver a la luna? – dijo burlón.

- Si – contesto el pequeño esperanzado – no funciona – digo al cabo de unos minutos.

- No ¿en serio? – dijo sarcástico Mingyu.

- Eres malo – hizo un puchero.

El más alto volvió a sentarse sin saber qué hacer, apego las rodillas a su pecho y suspiro; el pequeño se sentó a su lado imitándolo.

- ¿Cómo te llamas? – pregunto este último.

- Mingyu – contesto – Kim Mingyu.

- Mingyu – repitió – deja que me quede aquí por hoy.

- No puedo – dijo mirándolo – ni siquiera es mi casa.

El chico de la luna [MEANIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora