Tuesday 25th: Summer Camp

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Pero entonces alguien tiene el valor de pincharle. Vale, es con un dedo y suavemente, pero ¿¡cómo se atreven?! ¿Girar la cabeza cuando han intentado presentarse no ha sido suficientemente claro? ¿No se han dado cuenta de que no quiere hablar con nadie?

- ¿Qué? – espeta en un gruñido, retirándose las manos de la cara para poder fijar a su agresora con una mirada que haría temblar hasta al más duro de los matones.

Sin embargo, lo único que ve son dos increíbles ojos azul bebé que no pueden ser de este mundo asomando por encima del borde de su cama, mirándole fijamente sin parpadear. Le pilla desprevenida y no puede evitar dar un brinco, asustada.

Y la chica se ríe. ¡En su cara!

- ¡Hola! – exclama la chica.

¿Ni siquiera pide perdón por darle el susto de su vida? ¿Pero quién se cree que es?

Como Beca no responde, simplemente sigue lanzando miradas venosas en su dirección a las que la chica parece inmune, porque ni se inmuta; parece decidir tomar cartas en el asunto y Beca ve sus ojos desaparecer, su coronilla moverse; pero el momento en el que siente pánico verdadero es cuando la litera tiembla y ve que la chica está trepando por la escalera hacia su cama.

- ¡Tía! – exclama y se incorpora por la fuerza del grito, agarrando la barrera metálica lateral como si eso fuera a impedir que la estructura se desmorone –. No creo que estás literas aguanten tanto peso – advierte, ojos abiertos en par en par.

La chica solo ríe y se sienta en el borde de su cama, con las piernas colgando.

- Créeme, aguantan muchas otras cosas – le asegura con un guiño pícaro.

Beca pone cara de asco y ni se molesta en averiguar qué son esas "otras cosas" y por qué lo sabe exactamente.

- Soy Chloe, por cierto – se presenta la pelirroja con una sonrisa que casi ciega a la morena por su brillantez –. ¿Y tú?

- Beca – responde secamente.

Poco a poco, aligera la fuerza con la que está agarrando la barrera lateral hasta soltarla, pero no aleja mucho la mano por si acaso.

- ¿De dónde eres, Beca? – sigue preguntando Chloe sin dejarse apabullar por la bordería de la morena.

- Portland – hace una mueca y ladea la cabeza al corregirse –. Bueno, ahora vivo en Atlanta.

- ¡Yo también vivo en Atlanta! – exclama la pelirroja, emocionada por la coincidencia.

Beca arquea las cejas, sin saber muy bien qué espera de ella. ¿Quiere que le dé la enhorabuena por vivir en la misma ciudad considerando que este campamento está solo a unas dos horas en coche y por lo tanto la mayoría de los niños probablemente sean de Atlanta también?

- Oye, ¿quieres venir a la fogata de bienvenida con nosotras? – ofrece Chloe, todo sonrisas todavía, señalando con la cabeza al grupo compuesto por sus amigas que están arrejuntadas alrededor de una litera, fingiendo no estar escuchando pero escuchando totalmente.

- No voy a ir – rechaza Beca.

- Oh – sorprendida, la pelirroja pierde su sonrisa por primera vez y frunce el ceño –. ¿Y eso? ¿Te encuentras mal? ¿Quieres que avise a alguien?

¿Por qué parece tan preocupada si no la conoce de absolutamente nada?

- ¿Puedes llamar a mi padre y decirle que me saque de aquí? – pregunta Beca, derrochando sarcasmo –. Porque si no es para eso, no, no quiero hablar contigo, no quiero ir a la estúpida fogata y no quiero estar aquí – con un bufido, vuelve a dejarse caer de espaldas y se hace una bola mirando hacia la pared, dando la conversación por terminada.

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