T H I R T E E N

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Harry y Louis practicaron las respuestas del menor por una semana completa. Aprendió a decir varias palabras relativamente sencillas, y formar oraciones con estas, así que no había de que preocuparse en realidad.

Cuando los padres del rizado llegaron finalmente a su hogar, también lo hicieron practicar, e incluso quedaron sorprendidos de la fluides que este presentaba. Anne estaba algo molesta, ya que esto confirmaba su teoría, pero debía admitir, que el menor la estaba haciendo sentir orgullosa.

Harry se sentía realizado. Podía ver la reacción de satisfacción que sus padres tenían cuando le atinaba a alguna palabra complicada, como empezaban a apoyarlo, muy a su manera. La sonrisa no podía borrarse de su rostro. Estaba en la cúspide de su euforia.

Y, aunque me gustaría decir que las cosas fueron tan bien como parecían, eso sería mentir.

El día en que debían viajar, Harry tenía todo listo. Practicaba frente al espejo mientras se peinaba sus alborotados cabellos, balbuceaba algunas palabras con las que tenía dificultad en voz baja, e intentaba comenzar la charla de nuevo. Movía su pierna constantemente mientras estaba sentado e intentaba no sudar mucho mientras su madre le arreglaba la corbata.

Sabía que el viaje sería largo, sabía lo que tenía que decir, como decirlo e incluso el orden de las preguntas, pero esto no aminoraba su nerviosismo. Habría miles de personas juzgandolo, a él, a sus padres, cada una de sus acciones iba a quedar en la historia (o al menos en la grabación). No quería ni podía decepcionarlos.

Escuchaba los gritos de su padre desde la planta baja, sin embargo estaba completamente estático, sentado sobre su cama, sintiendo que el peso del mundo estaba sobre sus hombros en ese preciso momento, y que en cualquier momento, este lo ahogaria por la presión. La maldita presión era intolerable.

Su corazón latía de una forma exorbitante, intentaba recordar lo que lo hacía feliz para relajarse. Ni siquiera eso servía.

Recordaba a Louis hablándole, ayudándolo a estudiar, dándole premios cada vez que decía algo de la forma correcta, pero no, no funcionaba.

No sentía frío, pero estaba temblando.

No había corrido, pero su corazón estaba por salirse de su pecho.

No estaba en el agua, pero se estaba ahogando.

La oscuridad lo carcomía una vez más.

Los gritos estaban cada vez más cerca, los golpes en la puerta eran cada vez más fuertes, las amenazas cada vez más groseras y sin embargo lo único que podía escuchar eran sus propios sollozos.

De repente había luz. Luz, gritos y dolor, pero luz al fin y al cabo.

Esa noche, un avión dejó el aeropuerto.

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Heya!

Quería retratar lo que es un ataque de pánico en este capítulo. Espero lo hayan comprendido.

Comenten! Valoro muchísimo sus opiniones sobre los capítulos.

Feliz 23 de julio. Feliz séptimo año a los chicos de las escaleras.

Adiosh papuz.

Speak//Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora