Enardecido se le escapó de su boca un profundo suspiro.

Entendió que ese camisón era la puerta de entrada a satisfacer todas sus ansias. Se colocó encima de ella, de rodillas, rodeándola por las piernas y brazos, sin dejar caer su peso. Y flexionando los brazos se acercó a su boca y la besó, la besó con ternura. Ahora sí se detuvo en sus labios con la delicadeza y exquisitez de estar saboreando el mejor de los manjares, suplicando la eternidad, y la inmortalidad del 'ahora'. Para después, con el suave permiso de sus labios danzar con su lengua la más dulce melodía.

Con resistencia se alejó de su boca y bajó a su cuello, y emprendió un viaje dejando a su paso una hilera de besos.

F: La amo. La necesito. La amo. ─susurraba en su oído.

Leticia giró su cuello, para exponerlo más a él, y subconcientemente con su respiracines alzaba su pecho.

F: ¿Me ama Leticia? –preguntó mientras besaba el lóbulo de su oreja─. Necesito escucharla.

L: Sí Don Fernando. Nunca he dejado de hacerlo.

F: Sí ¿Qué? Necesito escucharlo. – Mientras besaba su cuello.

L: Lo amo Don Fernando, lo amo, lo amo... Pero...pero – sus respiraciones intercalaban sus palabras – pero tengo miedo.

F: ¿A qué Leticia? No tenga miedo. No tiene porque temer a nada. – mientras besaba sus hombros.

F: Tengo miedo a sufrir. A usted. A mí. A los dos...

Fernando decidido capturó sus labios para acallar sus palabras. Leticia en contra a sus miedos comenzó a aflojarle la corbata lentamente hasta desatarla del todo, bajo el mismo ritmo desabrocho los botones de su blusa blanca impregnada de su olor, que acabó tirando de ella para sacarla de sus pantalones. Tenía la necesidad de tocarle su piel y volver a sentir su calor, le acarició con codicia su pecho, y su abdomen y aparcó su mano en su cinturón agarrándose a el con inocencia, con dudas, como sino supiera como continuar.

F: Siga Lety, siga. No se detenga.

Él solo la besaba, no podía tocarla, aún sus brazos lo estaban sujetando , pero cada vez dejaba caer más su peso en ella oprimiendo sus pechos, y haciéndole notar el grado de excitación que le provoca apoyado en sus muslos e intimidad. Leticia al sentirlo se estremeció y ahogó un gemido , sintió la tentación de balancear sus caderas pero se contuvo.

Fernando alzó su espalda y se incorporó aún estando encima de ella y quedó semisentado en sus piernas. Con suma suavidad coló sus grandes manos debajo del camisón por el exterior de sus muslos y elevó sus manos lentamente desplazando el tejido hacia sus caderas, para continuar por su cintura. En ese momento la alzó y la despojó de toda su ropa menos de su lencería inferior, y se deshizo de su propia blusa que aceleradamente sacó de sus brazos . Fernando no podía creerse tener a Leticia ante sus ojos y todo para él, quería devorarla, saborearla, no quería dejar un resquicio de su piel sin explorar. Su sueño tan anhelado e imposible, volvía a estar en sus manos , solo pensaba en disfrutarla y aprovechar cada segundo.

Unidos en un beso sus torsos desnudos por fin sentían el calor y la fusión de su piel. Fernando dirigió su boca a los ansiados pechos de ella, los besó y acarició con su lengua hasta sentirlos erguidos. Leticia sintió erizarse todos los bellos de su piel. Un escalofrío le recorrió su espina dorsal. Las caricias de Fernando eran el resultado de su amor pero también de la destreza adquirida por su experiencia. Sin duda estaba logrando su cometido, enloquecerla.

Fernando abrió paso a sus piernas separando las de ella y Leticia sintió su erección en su intimidad y Fernando se rozó con avidez, en ese momento sintió una corriente electrizante por todo su cuerpo, y un deseo imperioso de más...

Leticia dudosa fue en busca de su cinturón , lo desató con asombrosa facilidad, le desabrochó el botón y con sumo cuidado le bajó la cremallera,  instante que  le rozó su longitud con la palma de su mano suave y despacio, con deseo y timidez. Fernando se bajó el pantalón y se deshizo de él con sus piernas, siguió rozándose con su intimidad ya que su respiración le pedía más y más... , hasta que se apartó aun lado decidido a proporcionarle aún más placer y con la yemas de sus dedos dibujo círculos en sus pechos, y siguió el caminito del vello que divide la barriga para topar con el filo de encaje de su lencería. Sus cuatro dedos luchaban por esconderse y enterrarse debajo de ese borde de tela. Fernando quería darle amor y placer a raudales en las mismas porciones, quería verla como su cuerpo se estremecía del gusto. Pero en ese momento Leticia posó su mano encima de la suya y la apretó fuerte conteniendo el placer que estaba a punto de sentir, hasta conseguir frenar en seco todo su movimiento.

F: ¿Que le pasa Lety? -- Le dijo entre suspiros.

L: Es que..., es que...., ahora no puedo Don Fernando – dijo con la respiración entrecortada y el corazón en la garganta.

Fernando deslizó su mano desenterrándola de aquel lugar sagrado, con la resignación e impotencia de no haberlo acariciado. Se incorporó para mirarla de frente y se sentó al filo de la cama. Leticia cogió toda la sábana y la envolvió en su cuerpo sujetada desde el pecho, y se apoyó en el cabecero.

F: ¿No quiere seguir?,¿no lo desea?, ¿dígame que le ocurre? - dijo sorprendido. 

FANFIC: BÉSAME EN LA BOCA CON TU LÁGRIMA DE RISA.Where stories live. Discover now