― Capitulo nueve: Los sentimientos salen a flote ―

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Los personajes que aparecen aquí son obra de la gran Naoko Takeuchi, la historia es creación de mi loca imaginación.

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La puerta del ascensor se abrió con un suave sonido y, de pronto se encontraban frente a Yaten, mirándose el uno al otro, Darien y Serena, estaban completamente ajenos a lo que ocurría a su alrededor, el ascensor se había abierto, pero ninguno de los dos había hecho el intento de salir de el.

Hasta que de pronto Serena reacción, y dando un fuerte suspiro giro por completo para salir del ascensor con Darien siguiendo su estela solo un par de pasos por detrás. De inmediato la visión de Serena capto a Yaten, una triste sonrisa inundo sus labios, pero también un pequeño sonrojo se adueñó de sus mejillas. No fue aquello lo que más turbo a Yaten, fue el hecho de los ojos enrojecidos de la rubia, lo que indicaba que había estado llorando, eso aunado a la inmensa tristeza que se podía apreciar en los ojos y el rostro de la rubia.

Yaten lo supo en aquel momento, aunque no estaba seguro de la magnitud de lo que podía estar mirando en aquellos momentos, si lo asusto por unos segundos. Serena estaba más vulnerable que nunca, lo podía saber por su expresión, la pregunta era si esto era realmente lo que él quería. En un comienzo había estado seguro, quería que Serena sanara para poder ser feliz a su lado, pero ahora algo le decía que las cosas no eran precisamente como él pensaba.

Sin pensar en nada más que el hecho del dolor de la rubia, el peliplata se abalanzó contra Darien, haciendo que las cosas que había en la caja que cargaba Darien salieran desperdigados por todos lados.

―¿Qué demonios le has hecho? ―preguntó con un gruñido mientras lo sostenía con fuerza contra la pared. La diferencia de estatura era bastante notoria, pero en aquel momento Darien se sentía merecedor de todo lo que le pudiera pasarle y Yaten estaba demasiado sobrepasado por todo lo que había mirado en los últimos segundos, como para siquiera tomarlo en cuenta.

―¡Nada Yaten! ―exclamó Serena en un susurro acercándose a ambos ―Suéltalo, por favor ―pidió con suavidad.

―Te lo advertí, te dije que no te permitiría que la lastimaras nuevamente ―dijo con un gruñido ignorando las palabras de Serena.

―Ya basta Yaten ―repitió con más fuerza Serena, pero no pudo evitar que las palabras se quebraran ―¡Me corrieron de la revista! ―explicó.

―Sí, y es mi culpa ―dijo Darien con cierta osadía. Estaba arrepentido de ser el culpable del estado de la rubia, pero en aquellos momentos necesitaba demostrarle algo a Yaten, no tenía ni la menor idea de qué, pero tenía que hacerlo.

―Ya fue suficiente, no quiero que vuelvas a estar cerca de ella ―dijo Yaten con violencia ―Lo único que estás haciendo es dañarla nuevamente.

―No vas a decirme lo que tengo que hacer ―respondió Darien con un gruñido.

―¡Ya basta! ―dijo Serena nuevamente antes de que Yaten pudiera volver a hablar ―Márchate Darien, por favor ―suplicó.

―Serena por favor ―dijo en el mismo tono de súplica que la rubia.

―Darien por favor... ―Darien en respuesta negó con la cabeza con consternación y a regañadientes asintió, ante esto, finalmente Yaten soltó su agarre sobre él y dio un par de pasos alejándose del pelinegro.

―No me eches de tu vida ―dijo Darien con desesperación ―Si lo haces, ninguno será feliz... ni siquiera él ―dijo, mirando por ultimo a Yaten antes de dar media vuelta y desaparecer en el ascensor.

Siempre túOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz