Siempre tú

― Capitulo uno: De regreso ―

Los personajes que aparecen aquí son obra de la gran Naoko Takeuchi, la historia es creación de mi loca imaginación.

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Seis meses después...

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Darien Chiba se quedó de pie justo en medio del inmenso aeropuerto, mirando con éxtasis el movimiento a su alrededor, las personas que iban y venían, algunos apresurados con pasos torpes, otros con pasos seguros pero lentos y algunos otros que prácticamente corrían atravesando sin percatarse y arrollando todo a su paso. Todo aquello lo tenía completamente encantado. Tenía treinta minutos que había arribado en suelo nipón, y su corazón ya estaba acelerado, entusiasmado y ansioso a partes iguales.

Había tardado más de lo esperado en poder regresar, pero aquello no lo había podido evitar, las cosas se habían complicado un poco para poder terminar todo aquello, la especialidad, el dejar el departamento, en fin, cosas que había tenido que terminar. El motivo era que definitivamente estaba seguro de que no volvería, o al menos esa era su completa intención.

Había extrañado todos esos dos años su patria, al que llamaba su hogar y sobre todo a ella, a esa bella rubia en la que no pudo dejar de pensar esos dos largos años, ella de algún modo había sido su aliciente constante, lo que lo impulsaba y lo mantenía a flote.

Dios, deseaba tanto verle. Una sonrisa inundo sus labios al darse cuenta que eso podría ocurrir en cualquier momento, solo era cuestión de que reuniera el valor necesario y acudiera a ella, a verla, a buscarla... con el único propósito de volver a mirar su hermosa sonrisa, su lindo rostro.

Suspiro con fuerza mientras se agachaba a recoger la maleta, el aeropuerto iluminado al máxima, gracias a la luz brillante del sol y los enormes ventanales de las que estaba constituido el enorme lugar, le daba una sensación de esperanza, de entusiasmo.

Había llegado el momento, el momento de volver, el momento de mirar el resultado de sus errores, y por supuesto de enfrentarse a todo y a todos. Con pasos lentos y seguros, camino lentamente hasta salir por las enormes puertas corredizas y su corazón se aceleró aún más.

Se acercó a un taxi aparcado a la orilla y este se dispuso a llevarlo hasta su hogar, aquel departamento que había extrañado como todo lo demás.

Cuando finalmente llego a su departamento, se encontraba ya embargado de mil emociones, estar ahí era reconfortante y también un poco inquietante, aún se preguntaba con que se encontraría.

Aun recordaba el último desayuno vivido en esas mismas paredes al lado de Serena, su rostro triste y pensativo. Cerró los ojos un momento intentando no pensar en nada de aquello, quería dejar el pasado atrás, pero aquello era una tontería y lo tenía muy presente.

El pasado jamás se olvidaba, había que aprender de él, intentar ser mejor a partir de lo que se ha vivido en el pasado, pero sobre todo te atienes a las consecuencias de aquellos actos del pasado y una de dos, aprendes a vivir con ellos, o intentas con todas tus fuerzas remediarlos.

A pesar de sus miedos e incertidumbres, decidió recostarse a descansar, estaba agotado por el viaje y no solo eso, también las emociones lo tenían ansioso y un poco asustado, todo esto combinado había logrado una extraña sensación de cansancio que había agotado su cuerpo al pasar de los minutos. Se dirigió hasta la habitación, llevando aún con él la maleta, en el camino miro todo con atención y sonrió contento de al fin regresar. Cuando llego a su cama, sin más se recostó para poder descansar un par de horas.