La Unidad Federal 14, se trataba probablemente de uno de los mayores centros poblacionales de aislamiento para omegas en la región norte del continente, al igual que el resto de Zonas Muertas diseminadas alrededor del mundo, debía su prosperidad y...

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La Unidad Federal 14, se trataba probablemente de uno de los mayores centros poblacionales de aislamiento para omegas en la región norte del continente, al igual que el resto de Zonas Muertas diseminadas alrededor del mundo, debía su prosperidad y sustento al continuado comercio sexual y otros negocios que iban muy de la mano con el anterior: Centros nocturnos, salas de baile, bares y en algunos casos extraordinarios centros de spa o las termas del Ice Castle para aquellos que tuvieran en los bolsillos el suficiente dinero como para darse ciertos lujos.

La UF14 se encontraba lejos de la ciudad. El territorio entre ella y la urbanización era una extensión desolada salpicada por una que otra casa extraviada y habitada por betas en algunos casos o abandonadas en otros. Los servicios públicos no se extendían en esa región sino hasta llegar a la zona destinada a los perecederos, sitio que con suerte gozaba de luz eléctrica y agua potable. Los bienes gubernamentales destinados para la UF14 llegaban en caravanas que lograban realizar el viaje desde la urbe en al menos tres días y todo porque era más seguro enviar los recursos en carromato que en un vehículo de combustible, de esos que en la ciudad abundaban, aunque generalmente entre las personas de estrato social mejor acomodado.

Entre todos los recursos que se esperaban con ansias en cada una de las zonas muertas, los más socorridos eran sin lugar a dudas los del sector de sanidad. Y Lee Seung Gil lo sabía mejor que nadie, puesto que ejercer tu profesión del área de las ciencias médico-biológicas sin medios farmacológicos y de diagnóstico era de las peores situaciones a las que podrías enfrentarte.

El sol ya se ponía en lo más alto del cielo y Seung Gil, el joven médico encargado del centro de salud podía apreciarlo desde la entrada del establecimiento, aún si las jodidas nubes se empeñaban en querer opacar su presencia advirtiendo de una posible lluvia para esa tarde. El joven contempló a la absurda cantidad de omegas que haciendo fila india conversaban a un costado de la pequeña clínica esperando por su turno. Todas las mañanas de domingo era lo mismo.

La Revisión Dominical era ni más ni menos que un no muy extenuante examen físico general a cada uno de los omegas de la zona, esto se complementaba con una rápida toma de muestra sanguínea que no era mucho del agrado de los asistentes al tener que ser pinchados semanalmente. Seung Gil debía lidiar con muchas cosas, entre ellas estaba el tener que diagnosticar con materiales tan pobres, con kits de reactivos incompletos y, por si fuera poco, la desagradable reacción de algunos omegas que no dejaban de sobreactuar el dolor y de paso no callarse los estúpidos testimonios acerca de sus experiencias laborales.

Los domingos eran día de descanso en toda la Zona Muerta, dedicado exclusivamente al obligado chequeo médico y así el omega que aprobaba el examen recibía un comprobante que debía entregar a su regentador correspondiente y de ese modo incorporarse a sus actividades al iniciar la semana. Nadie de los altos mandos deseaba enterarse de que los omegas no eran solo un riesgo de natalidad y desenfreno entre los alfas, sino un riesgo venéreo también. Eso no era opción. De paso, una vez eran dados de alta en la revisión, podían pasar el resto del día dedicandose a si mismos y la zona pasaba a ser un sitio más o menos agradable en donde parecía que todos podían ser iguales para la sociedad.

War of Hearts (Cancelada)Where stories live. Discover now