Capitulo 4: Humana Divina

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Ahí estábamos, vampiros y lobos frente a frente, cara a cara. Sí peleaba con Satur ahora mismo seguramente perdería. Satur era un vampiro de muchos años, la experiencia de guerras le respaldaba. Pero aún así, no tenía miedo, algo muy dentro de mi me decía que no tenía que estarlo, por alguna razón, tenía que proteger a Alice a toda costa.

Casi nos lanzabamos, hasta que la puerta de la entrada principal se abrió, Sina con su cabello rojo cayendole en los hombros salió de la mansión, su preocupación estaba por todo su rostro, me miro, su mano se colocó en mi hombro con suavidad. —¿Qué pasa?— lanzó una mirada aquellos vampiros que habían sacado sus garras y colmillos, pero por una extraña razón, le sostuvo más la mirada a Satur quien miro a los lados y tranquilizó a sus hombres. Satur escondió sus garras y sus colmillos. ¿Acaso Sina le puso alto a esta pelea?

Satur se tambaleo y no dejaba de lanzarle miradas a mi prometida. ¿Tenía que ponerme enojado por eso?

Sina era una mujer hermosa, sus ojos eran de color gris tormenta, y cada vez que te miraban te hipnotisaban, su cabello rojo ondulado y largo caía de forma especial en sus hombros. No me sorprendía que Satur le echara un ojo.

—Lo siento Tom, fue una descortecia de mi parte venir hasta acá, solo dile a Alice que su familia la está esperando, que no se le olvide.— Satur le dió una última mirada a Sina y salio de ahi, dandose la media vuelta con sus manos entrelazadas, todos los vampiros se fueron a velocidad sobrenatural de ahí.

¿Qué se supone que debía de hacer?

Querian a Alice pero ¿Por qué tanto interés en ella? No lo entendía. Y sentía la sensación tremenda de que no se la llevarán pero no sabia por qué, ella no era nadie para mí, era un humana desesperante, que se la comieran si querian.

Sina no dejaba de lanzarse sobre mi tratando de entender que había pasado atacandome con sus preguntas en todo momento. ¿Quien era Alice? ¿Quien era él? ¿Era un vampiro? ¿Qué querian? ¿Por que estaban ahí?

Pero la verdad es que ni yo sabía la mayoría de las respuestas a estas preguntas. ¿Quien era Alice? ¿Era una humana común y corriente? ¿Qué rayos querian de ella?

—¡Contestame Tom! Quiero respuestas— Sina tomo mi hombro con fuerza y me giro haciendo que le pusiera atención, me tenía harto desde que entramos a la mansión de nuevo, y de camino al pasillo no me dejaba en paz. Tome sus brazos con fuerza y los levante acercandola hacia mi sin control de mi fuerza. Nuestros rostro estaban tan cerca pero no había ninguna emoción más que impaciencia y desesperación.

—¡No lo sé! ¿De acuerdo? No se las malditas respuestas— le grite, mi voz sonó por toda la mansión. Su mirada estaba sorprendida, asustada, lo entendía. Jamás la había tratado de esa manera, ¿Qué rayos me estaba pasando? Debía de ser la furia que reprimi cuando estaban los vampiros aquí. Jamás me había sentido tan frustrado.

La solté, respirando hondo y asustado, casi podía sentir como mis garras me salían.

Sina inclinó su rostro, haciendo que su cabello rojo escondiera su rostro, pero sabia bien lo que le estaba pasando, la conocía perfectamente, estaba llorando, siempre tenía esa costumbre de esconder su rostro con su hermoso cabello cuando lloraba. Pero lloraba por mi culpa.

—Tom, me iré un tiempo a casa de mis padres, no me busques ¿Sí?— alzó su rostro de nuevo mostrando sus ojos inyectados de sangre.— aunque bueno dudo que lo hagas— se alejó unos pasos dándome la espalda, tome su codo pero se soltó de mi agarre. —No me toques— y sin más se fue del pasillo y subió las escaleras directo a nuestra habitación.

Me pase las manos por mi cabello oscuro, entre a la habitación donde estaba Alice. Ben se encontraba ahí. Apreté mis puños e indique con la mirada a Ben que saliera de la habitación.

Alice tenia sus ojos entrecerrados, me miraba fijamente como si quisiera saber que pensaba.

Ben cerro la puerta detras de él.

Yo iba a explotar.

—Te dije que tendrías problemas trayendome aquí. Teniendome prisionera— me acerque a ella aún con los puños cerrados, con mi mandíbula apretada. Estaba enojado. —¿Qué te pasa?— pregunto confundida.

Saque mis garras y corte la soga, liberandola. Movió sus muñecas, mientras se reincoporaba en la cama.

—¿Por qué...— ni siquiera termino la frase, la tome por el cuello, la puse contra la pared y la alze, haciendo que sus pequeños pies se elevaran. Su pequeña garganta estaba en mi mano, la haría hablar, estaba harto de que se hiciera la difícil.

—Dime lo que quiero saber, basta de pláticas y de hacerte la difícil.

Sus manos se entrelazaron sobre las mías, intentaba inútilmente quitarlas de su garganta.

—No me importa matarte humana, sí me dices lo que está pasando, tal vez lo reconcidere. Parpadea si los vas a hacer.

Su rostro estaba rojo, no podía respirar, y sus ojos no parpadeaban, y apreté más fuerte y en instantes parpadeo. Unas cuantas veces.

La solté, dejándola caer al suelo. Lo único que hacía era recobrar el aire y toser todo el tiempo, se reincorporo en el suelo y entre respiras forzosos y su voz ronca respondio.

Me incline junto con ella para estar a su altura escuchando todo lo que tenía que decir.

—Satur... sabe lo que soy. No soy una humana común y corriente, soy una humana divina. Mis padres son vampiros pura sangre...—aclaro sus garganta, su pecho subía y bajaba, se esforzaba para hablar.—  Soy hija de dos vampiros, y en vez de nacer como una vampira pura sangre, naci como una humana, mi sangre es poderosa para los vampiros, los hace más fuerte, más poderosos, ¿Ahora entiendes por qué tengo estás cicatrices? ¿Por qué mis padres son prisioneros? Son rehenes. — aunque era una razón para llorar se mantenía fuerte. Me miraba con seriedad, como si esta historia ya la hubiera contado mil veces. No entendía nada, jamás había escuchado de este tipo de humanas, yo solo sabía que había un tipo de humanos no esto. — ¿Por qué crees que quise huir en primer lugar? Sí la manada de lobos se entera, no estaré segura. No estoy segura, ni aquí, ni siquiera con mis padres.

Ahora que lo entendía todo, me sentí culpable por haberla tratado de esa manera antes, ya había sufrido demasiado.

—¿A ver si entendí? Eres una humana con sangre poderosa...

—Humana Divina—interrumpio.

—Si eso. ¿Satur te está buscando por tu sangre, y tiene a tus padres vampiros encarcelados para que regreses, tú sangre hace poderosos a los vampiros, y no querías contar nada por miedo a que te matamos?

Asintió.

Todo esto era nuevo para mí.

Cuando te vi (#2 de LLA) PAUSADAWhere stories live. Discover now