32

87.8K 5.5K 936
                                    

Me doy la vuelta para salir en busca de Alex. Miro hacia todas las direcciones posibles intentando ver una cabellera negra, pero desgraciadamente no consigo reconocer a nadie. Me choco con una chica con una mini falda y pelo rosa, y me empuja insultándome con una palabra no muy bonita. Me disculpo y me dirijo hacia el presentador que ahora conversa con unos chicos que aparentan mi edad.

—Perdona —Llamo la atención del presentador, que le hace unas señas a los chicos con los que estaba hablando indicándoles que se callen un momento—. ¿Sabes dónde se encuentra Alex?

—Mmm... —Piensa un momento—. Ah, si ya me acuerdo. Está en los vestuarios, se encuentra al fondo del todo a mano izquierda. El suyo es la puerta de color negro con una estrella en el centro.

Asiento con la cabeza y le doy las gracias. Corro en busca de los vestuarios intentando no ser aplastaba por todos los adolescentes con pocas neuronas que beben como si no hubiera un mañana. Por fin logro visualizar el estrecho pasillo al final del recinto, con dos puertas a cada lado, una roja y otra negra. Avanzo hasta allí y toco la puerta negra con suavidad.

Al segundo golpe la puerta se abre de golpe. Me espero la cara de Alex enfadada, pero en cambio me encuentro a una chica que reconozco en seguida. Lea. Y no está lo que se considera tapada del todo. Va con un vestido muy provocador con un escote enorme. Y aunque me caiga bien, no puedo dejar de imaginarme cosas. Y no son precisamente buenas, más bien todo lo contrario. No puedo evitar que los celos surjan en mi interior, ya que Alex está ahí dentro, y con Lea enfundada en un vestido mini que resalta todas sus curvas.

En cambio, yo, aunque no me vea del todo mal no me puedo comparar con ese bellezón.

—¿Sydney, eres tú? —dice con un tono de ilusión en la voz.

Asiento con la cabeza incapaz de formular una respuesta coherente. Me da un suave empujón para que entre en el vestuario. Es como me lo imaginaba, cuatro paredes de color crema con un banquillo en el centro, y una mesa en una esquina recubierta por algunos papeles, botellas de agua, etc. En la pared derecha hay una puerta entreabierta que seguramente conducirá al baño.

Sentado en el banquillo, de espaldas a mí, está Alex.

Sin camiseta.

Oh, no, esto no puede ser nada bueno.

—Lea, ¿quién es? —pregunta Alex con cansancio.

—Será mejor que lo veas tú mismo —contesta ella mientras da saltitos.

Alex se gira y cuando sus ojos se clavan en los míos veo como sus pupilas se dilatan un poco.

—Si interrumpo algo...

—¡Oh no! —dice Lea—. Yo ya me iba. Que lo paséis bien.

—¿Me puedes explicar qué es esto? —me cruzo de brazos intentando ocultar el miedo a su respuesta.

—Sydney no empieces a imaginarte...

—Leo —grita Lea desde la puerta con su bolso en la mano y con la otra sujetando el pomo mientras mueve la pierna arriba y abajo rápidamente.

—Voooy —grita una voz desde lo que supongo que es el baño.

Leo sale del baño con un par de vendas en la mano. Me saluda y me dedica una sonrisa, que yo devuelvo amistosamente.

—Adiós parejita. —Cierran la puerta.

Me giro para mirar a Alex, que me mira desde el banquillo con un rostro serio.

—¿No estás con Connor?

—Alex, deja de ser tan...

—¿Tan qué? ¿Pesado? ¿Celoso? ¿Imbécil, tal vez? —dice levantándose.

Blue Eyes (COMPLETA)Where stories live. Discover now