12

146K 9.1K 2.4K
                                    

—Tierra llamando a Sydney —dice mi amiga pasándome una mano delante de la cara.

—Perdona, ¿qué decías?

—Por segunda vez; que esta noche vamos a otra fiesta en casa de Nick —dice emocionada mientras da saltitos.

—Vale, pero...

—¡Estupendo! —aplaude como una niña pequeña—. Esta noche te recojo a las nueve, ves arreglada, y ponte sexy —dice guiñándome un ojo y saliendo corriendo de mi habitación.

Miro el reloj: 16:34 p.m. Aún me queda tiempo. Me tiro en la cama y cierro los ojos lentamente.

Oigo un ruido. Espera... eso es el timbre. Vale Sydney, levántate y ves a abrir la puerta. Me fijo en el reloj de mi habitación y miro la hora. Al darme cuenta de que son las 21:05 abro los ojos como platos. Bajo corriendo y abro la puerta, encontrándome a Emma de brazos cruzados. La miro de arriba a abajo; lleva unos pantalones ceñidos y un top rosa chillón un poco más arriba del ombligo.

—Syd, déjame adivinar... —Se da unos golpes con el dedo índice en los labios—. Te has quedado dormida y no te acordabas.

Entra a mi casa dejándome la palabra en la boca y sube como un rayo a mi habitación. Cierro la puerta y la sigo escaleras arriba. Al abrir la puerta de mi habitación veo que está rebuscando en mi armario.

—Ponte esto. —Abro la boca para quejarme—. ¡Sin rechistar!

Me da la prenda que lleva en las manos. Alargo los brazos para dejar caer el vestido que me compré con ella en el centro comercial.

Perfecto, no se ni porqué dejé que me lo comprara. Ahora no tengo ganas de llevar una cosa así puesta. pero me lo pongo para que no se queje. A continuación, me maquilla y me peina rápidamente.

Nos dirigimos a toda prisa a la mansión de Nick. Aún en el coche miramos por todas partes en busca de alguna plaza de aparcamiento. Hay coches por todas partes, incluso algunos están aparcados encima de las aceras, impidiendo a la gente pasar. Finalmente aparcamos no muy lejos de la entrada en un hueco no muy bien situado, pero donde cabía el coche.

Mi mirada se fija en la casa. Por fuera está decorada con luces fluorescentes y confeti de toda clase de colores. Globos con formas vuelan por los aires como si fueran pelotas. Al entrar me quedo asombrada con el trabajo que han hecho. El salón está completamente diferente. Los sofás los han retirado del centro de la sala, colocándolos a los lados para que la gente pueda moverse y bailar con libertad. Han colocado una bola de discoteca en el techo, haciendo que se ilumine de forma aleatoria con las luces metalizadas. Por lo que veo, todas las cosas de valor: jarrones, marcos, etc. los han guardado en otra habitación. La cocina está a rebosar de cajas y cajas de botellas. La gran mayoría de cerveza, pero el resto de bebidas son vodka y ron.

Emma no se para a mirar tanto como yo, pues al girar la cabeza veo que viene de algún sitio con dos vasos de plástico rojo en la mano.

—Toma. —hago una mueca—. Es cerveza, no te va a pasar nada.

Miro el vaso no muy convencida y me lo bebo de un trago. Ella hace lo mismo. Se lleva el vaso a los labios y se bebe todo el contenido. Seguidamente me coge del brazo sin mucho cuidado y me lleva a la pista a rastras. Empieza a sonar SEX de "Cheat Codes x Kris Kross Amsterdam". No soy muy fanática del baile, sin embargo, al ver a Emma moverse al ritmo de la música, no me quedo quieta. Empiezo a bailar y a dar saltitos como muchas de las personas que me rodean.

—¡Esta canción me encanta! —grito.

Emma se ríe y se une a mi baile. No sabría describir con exactitud este momento. No es que esté pasando vergüenza ahora mismo, pues sé que nadie me está mirando. No me siento muy contenta con mi forma de bailar, sobre todo cuando tengo a Emma a mi lado, que ha estado yendo a clases de baile desde que tiene uso de razón.

Blue Eyes (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora