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—¡Sydney, despierta! —grita mi hermano desde el otro lado de la puerta.

—Voy pesado.

Han pasados unos cuantos días desde la fiesta; desde que no he hablado con Alex. Desde ese día he intentado volver a mi vida normal. Sin embargo, eso no quita los fallidos intentos de Alex intentando hablar conmigo. Solo puedo rezar para que esto dure unos días, hasta que se canse de mí.

Me destapo con mucha, mucha lentitud y me dirijo al armario para ver la ropa que me voy a poner. Me decanto por una sudadera ancha de color negro con letras blancas y unos jeans básicos. El pelo decido dejarlo suelto; puede que por pereza para recogérmelo o porque me queda bien tal cual está.

—Buenos días —saludo a mi hermano.

—Buenos días. Desayuna rápido que nos tenemos que ir —avisa caminando hacia la puerta con la mochila colgando del hombro.

Sin darme tiempo a tener un desayuno en condiciones, cojo una manzana y le sigo cerrando la puerta tras de mí.

Durante el camino no ha habido conversación alguna, pues desde que le conté lo que Maggie hizo no ha vuelto a tener contacto con ella. O eso creo. No creo que le afecte emocionalmente, sino que tiene vergüenza o su ego le impide volver a tener una relación normal conmigo. Pero confío en que sea solo durante unos días. Quiero al Sam "normal" de vuelta otra vez.

Aparca el coche prácticamente en frente del instituto: la parte reservada para los "populares". Me despido rápidamente de él y salgo del coche en busca de Emma.

—¡Syd! —grita Emma desde la entrada agitando una mano entre todos los estudiantes.

Corro hacia ella y le doy un abrazo. Nos dirigimos a la primera clase y nos sentamos al final, como siempre. Desde pequeña siempre he tenido la costumbre de sentarme en la última fila de la clase. No solía prestar mucha atención en clase, sin embargo, siempre he tenido unas notas bastante buenas. En cambio, eso ahora me es imposible hacerlo. Tengo que prestar atención cada segundo que pasa si quiero enterarme de algo; pero la costumbre de estar al final de la fila y pasar inadvertida me gusta.

—Bueno... —Emma saca los cuadernos—. ¿Te has olvidado de Alex?

—No me acordaba de él hasta que lo has mencionado. —Hago una mueca.

—Ups... —Me da una sonrisa a modo de disculpa cuando la profesora entra por la puerta, dando por finalizada nuestra pequeña conversación.

Se escuchan unos golpes en la puerta. La profesora deja de escribir en la pizarra y suspira. Hace una cara de pocos amigos y abre la puerta. La persona que entra por la puerta no me lo imaginaba. Pero es lo más normal teniendo en cuenta que se acaba de mudar al lado de mi casa, y esta es el instituto más cercano.

—Buenos días. Soy nuevo y el director me ha dicho que venga a esta clase —dice Connor.

—Bien, preséntate a la clase —le dice la profesora cruzándose de brazos.

—Como he dicho soy un alumno nuevo. Me llamo Connor Parks. —Sus ojos pasan por toda la clase hasta que se paran en mí y sonríe—. Me he cambiado a este instituto por asuntos familiares y espero llevarme bien con todos —termina su pequeña presentación y me guiña un ojo.

Se sienta en el único sitio que quedaba libre, en medio de la clase. La profesora asiente y continúa con su aburrida explicación.

Emma me mira y luego mira a Connor como pidiéndome una explicación, pero yo solo me limito a encogerme de hombros como respuesta.

[...]

El aparcamiento del instituto está medio vacío. Emma me dijo que la esperara para irnos a su casa y hacer una noche de chicas. Básicamente consiste en mucha comida basura, cotilleos y montones de películas románticas.

Blue Eyes (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora