Capítulo 14

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¿Pero qué demonios? ¿Por qué tiene que aparecer en el momento más inoportuno?

-¡Maldición! Daniel apartate -Mel maldice en voz baja mientras intenta hacerme a un lado.

-¿Qué? ¿Por qué? -¿eso nos va a interrumpir? ¿De verdad?

-Porque viene mi hermana, ¡muévete!

Cuando por fin logra que me quite de encima de ella corre a buscar mi camisa y me la hace aventada. La observo divertido y a la vez frustrado pasarse los dedos por el cabello para acomodárselo mientras me pongo mi camisa de nuevo.

Mel toma asiento junto a mi en la cama y respira profundo un par de veces antes de que aparezca su hermana.

-Mel, ¿Podrías bajar? Quiero que conozcas a alguien -dice Sara mientras asoma su cabeza por la puerta.

-Claro -asiente sonriendo ante la petición de su hermana-, en seguida bajamos.

Sara se dedica a observarnos unos instantes antes de volver su mirada a Mel y hacerle una seña tocado sus labios.

Cuando se ha ido, Mel corre hasta el espejo de la cómoda mientras se toca sus deliciosos labios rojizos y algo hinchados por nuestros desesperados besos anteriores.

¡Me encanta!

Y al mismo tiempo me parece divertido ver su cara de angustia.

-Esto es una desgracia -murmura aún examinándose frente al espejo.

-No, no lo es -niego mientras me levanto yo también de la cama y me paro detrás de ella-, ve esto por el lado divertido.

Yo tengo que hacerlo puesto que frustraron nuestras intenciones de hace sólo unos momentos.

-No puedo, tengo la boca como un tomate -bueno... ya viéndolo bien, si están bastante rojos.

-Eso me da una idea.

Camino hacia la maleta y saco un labial humectante que estoy seguro lo han enviado para Mel de entre las cosas que compré para ella, y me devuelvo hacia donde ella para entregárselo.

Tiene un ligero color rosa pálido muy sutil pero espero que sea suficiente para cubrir un poco el color rojo de su boca.

-Ponte de esto, tal vez así no se note tanto.

-Gracias -toma el labial y lo aplica.

El color rojo no desaparece del todo pero al menos el color que han tomado sus labios es más normal. Aunque la hinchazón sigue ahí.

-Se ven estupendos, está mucho mejor -asiente satisfecha hacia su reflejo en el espejo.

-Te lo dije -la abrazo desde la espalda y no puedo evitar sentirla tan cerca y no olisquear su cuello.

Así que eso hago, paso mi nariz por su cuello y puedo percibir que su piel comienza a erizarse.

-No no, Daniel. Tenemos que ir a la sala -dice antes de separarse de mí.

-Tienes razón -no me gustaría volver a comenzar lo que dejamos a medias y que alguien aparezca de nuevo a interrumpirnos-, pero vamos a terminar lo que acaban de interrumpir.

-Ya veremos -se encoge de hombros, pero puedo percibir una ligera sonrisa en sus labios.

Dejo que Mel se adelante en salir mientras me examino en el espejo y corroborar que mi ropa y mi cabello están en su sitio.

Reviso un segundo mi celular y respondo a un correo del trabajo antes de salir de la habitación y dirigirme hacia las escaleras, pero algo me detiene.

DanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora