Capítulo 8

9.9K 672 23
                                    

A las ocho de la noche terminamos en una pequeña cafetería del centro tomando chocolate caliente.

Es un lugar pequeño y a esta hora no hay mucha gente.

-Me gustaría que mañana me dieras todos los nombres de los que faltan para yo poder decidir con cuáles quiero empezar y luego...

-Preciosa –la detengo. No puedo creer que esté hablando del trabajo ahorita-, no te preocupes por el trabajo ahorita, eso lo solucionamos mañana.

No quiero tener que pensar en nada ahorita que no sea ella.

Me observa con expresión seria, retándome. Claramente ella no está del todo de acuerdo en que viniéramos a comer algo pero no es como que la haya traído a rastras.

¿No quiere verme? ¿Malinterpreté las señales que me enviaba? Tal vez sólo busca que seamos amigos o simples conocidos y yo estoy siendo un idiota al intentar mantenerla conmigo.

-Está bien –dice de repente asintiendo-, ¿Podemos irnos?

-Claro –no dudo en contestar.

Si ella no se siente cómoda conmigo no pienso seguir reteniéndola.

Salimos del local y afuera el aire frío azota el cabello de Melody y me provoca una enorme ansiedad no saber lo que está pensando.

Mientras conduzco a su casa soy vagamente consciente de que el sector en donde se encuentra su apartamento está en completa oscuridad.

-¿Qué sucede? –murmura leyendo mis pensamientos.

-No lo sé, tal vez una falla eléctrica.

Aparco el coche y bajamos para dirigirnos al edificio cuando informo a Wilson para que me dé una respuesta de la situación.

Algunas personas se encuentran afuera conversando con linternas en sus manos e intuyo que esto es algo reciente.

-Habla –ordeno cuando aparece el nombre de Wilson en la pantalla.

-Señor, es una falla en uno de los sistemas de la empresa de electricidad –explica.

-¿Y cuánto va a durar?

-Indefinido –que bien.

-Está bien –cuelgo.

-¿Qué pasó? –Mel pregunta apremiante con preocupación.

-Hubo una falla en la planta de energía y por eso han quitado la electricidad, no se sabe hasta qué hora va a volver –me encojo de hombros.

La acompaño hasta la puerta de su apartamento en silencio e indeciso por querer decirle un montón de cosas pero con temor de que pueda rechazarme. Después de esta noche no creo que quiera seguir ayudándome.

-Bueno –suspiro tratando de mantener la calma-, muchas gracias por todo. Buenas noches, nos vemos mañana temprano.

Con precaución me acerco a ella y deposito un beso en su mejilla cargado de temores e inseguridades.

Me doy media vuelta y empiezo a caminar hacia el auto que dejé aparcado a solo unos metros cuando escucho su voz.

-Daniel –me vuelvo dudoso porque tal vez he escuchado mal, tal vez es sólo una alucinación.

-¿Si? –pregunto cuando confirmo que es a mí al que habla y que en efecto me ha llamado.

-¿Te molestaría mucho quedarte?

¿Qué?

Habla muy despacio, como si no quisiera sacar las palabras pero lo ha hecho.

-No –niego-, para nada.

DanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora