—Esta es la conversación más estúpida que han tenido hasta el momento —Afirmó el rubio apartándose de su novia y su mejor amigo y caminando hasta Crabbe y Goyle.

Los tres chicos comenzaron a platicar sobre quidditch hasta que un pitido les indicó que el partido entre los leones y los tejones había comenzado.
Draco estaba ligeramente preocupado, aunque no lo admitiera o aparentara. El clima era terrible, el viento soplaba con furia, la lluvia no dejaba ver absolutamente nada, sabía que la tarea más difícil se la llevarían los buscadores, pues la misión de encontrar la snitch dorada empeoraba notablemente hasta hacerla casi imposible.

—Cinco galeones a que Potter se cae de la escoba en los primeros veinte minutos —Dijo Vincent con burla.

—Diez a que lo hace en los primeros diez —Rebatió Blaise divertido.

Draco miraba las siluetas volar de un lado para otro, con la lluvia le costaba diferenciar a los jugadores uno de otro, pero después de un momento logó diferenciar a Harry del resto. El Gryffindor sobrevolaba todo el campo en busca de la snitch pero sabía que le estaba costando mucho trabajo por el simple hecho de que sus gafas debían estarse mojando y bloqueándole la vista.

Miró a los amigos de Potter un par de filas más abajo y con toda la potencia de voz que tenía se hizo oír entre los gritos y la lluvia.
—¡¿Acaso Potter es idiota?! ¡Tan fácil que es usar un estúpido hechizo de impermeabilización en las gafas! ¡Tonto tenía que ser, sólo por eso Hufflepuff debería ganar el partido desde ya!

El rubio notó como Granger lo miraba de reojo con gesto de disgusto y cuando comprendió que Hermione lo había escuchado volvió a posar sus ojos en el partido, los leones habían pedido tiempo y Granger junto a Weasley se acercaron al campo. Draco sabía que la sangre sucia haría el resto del trabajo y le colocaría a Harry el encantamiento que había propuesto.

Sonrió satisfecho cuando el partido reanudó y Harry parecía ahora un poco más cómodo.
Miró al buscador de Hufflepuff, el chico era bastante hábil, tenía una buena manera de volar (aún con la lluvia), pero Draco sabía que para Harry no sería ningún problema tomar la ventaja, después de todo, el mismo había sido testigo de la habilidad nata de Potter como buscador.

De pronto el clima empeoró y Draco comenzó a sentir un agobiante sentimiento de tristeza y soledad... Miró más arriba en el cielo y entonces ahí los vio, Dementores, muchísimos Dementores sobrevolaban el campo de quidditch.
Pronto sus amigos desviaron la mirada al percatarse del cambio de actitud de Malfoy y cuando menos se dio cuenta, toda la escuela se encontraba mirando a aquellas horribles creaturas.

Draco miró de nuevo hacia el partido, Potter y Diggory iban mano a mano tras la snitch. El rubio miraba a los dementores y luego a Harry, una y otra vez. Ambos buscadores habían tomado demasiada altura y no se habían percatado de que, justo debajo de ellos los dementores se arremolinaban, dispuestos a tomar el alma de quien se dejara.

Draco notó como Harry dejó de ir tras la snitch, el pelinegro se había paralizado en su lugar y sujetaba nerviosamente de la escoba.
El rubio sujetó el broche de Slytherin que escondía bajo la túnica de manera discreta, deseando con todas sus fuerzas que aquellas cosas no fueran a por Potter. Pero aquello había sido pedir demasiado, los dementores se abalanzaron contra el pelinegro y lo hicieron caer de la escoba.

Malfoy se puso de pie de un salto seguido del resto de los estudiantes. Nadie prestaba atención a Diggory que había logrado tomar la snitch, ni si quiera los de Hufflepuff, nadie notó que la Nimbus 2000 de Harry había salido disparada por el viento hasta el sauce boxeador y había sido destrozada. Todos estaban muy ocupados viendo el cuerpo de Harry Potter caer inconsciente sobre el piso.

Draco Malfoy y el príncipe de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora