El inquilino ideal

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Es digno de análisis el comportamiento de los dueños de inmuebles en alquiler. Ellos se sitúan en la cima de una montaña de exigencias que excede el sentido común y boicotea su propio negocio.

Son pocos los dueños que se esmeran en ofrecer una vivienda digna. Basta buscar en internet las fotos de los departamentos para encontrar una amplia galería de pocilgas sin ventilación, con muebles del año de la Inquisión, con una silla de cada pueblo, con la heladera en medio de la sala y los cables colgando para alcanzar el lejano enchufe. Te juran que el depto es "luminoso" pero las fotos que te muestran son de noche y con esas lamparitas de luz amarilla que deprimen y obligan a un suicidio inmediato. Los precios son irracionales. 

Los dueños parecen princesas en el balcón esperando a su príncipe azul. Suspiran y están convencidos que algún día llegará esa persona cumpliendo todos los requisitos para alquilarle su tesoro inmobiliario. Los dueños avisan casi al borde del regaño:

-Certificado de estudiante

-Certificado de trabajo

-Garantía propietaria sólo de Capital

-Sólo para extranjeros

-Motivos por los que estará en la ciudad

-No fumadores

-No niños

-No mascotas

Tanto los niños como los perros son como sus padres/humanos los educan.  Decir: "NO NIÑOS – NO MASCOTAS – NO FUMADORES"... ¡es tan iluso! Lo único que falta es que deba contarle al dueño que me levanto en la noche a hacer pis y esperar su V°B° porque tal vez con esas dos caminatas nocturnas al baño le podría dañar el piso de parquet.

Entiendo que la experiencia indica que si el dueño es permisivo, el inquilino abusa y viceversa. Es muy difícil que dueño agradable e inquilinos responsables y honestos se unan para la feliz renta de un inmueble pero aferrarse con uñas y dientes a una lista enorme de requisitos inapelables no parece ser el camino ideal.

Por eso a vos, dueño soñador y exigente que me discriminas por mi pequeña perrita educada, te deseo que toque a tu puerta el inquilino de tus sueños, que te deslumbre con su imagen correcta, que te inunde el olfato con su perfume irresistible, que hable pausado y te convenza de que él es tu inquilino ideal, que te pagará puntualmente tu renta y lo hará con esa sonrisa que ahora te hipnotiza mientras disfrutas por adelantado ese dinero en tu cuenta bancaria. Te deseo que ese espejismo de perfección se desvanezca cuando te llamen los vecinos quejándose de los escándalos de "tu nuevo inquilino", de las fiestas que hace desde el jueves hasta el domingo llenando la casa de gente, de las colillas de cigarro que tira por la ventana y le caen en el patio a la del 1°B y del olor a podrido que despiden las bolsas de basura amontonadas en el balcón.Te deseo que los pagos se retrasen y debas buscar mil formas de ubicar a tu ocupado inquilino para pedirle tu dinero y cuando te hayas pasado el día entero en el umbral del edificio esperándolo y por fin lo sorprendas llegando a las dos de la madrugada él te diga con su sonrisa"Colgate": "aguantame unos días, flaco" y debas contar hasta diez e irte por donde viniste con las manos vacías. Te deseo que cansado de todo esto decidas recuperar tu patrimonio y le pidas que deje el departamento lo antes posible y descubras una mañana que tu inquilino estrella ha decidido embarcarse contigo en una peregrinación legal en la que la ley lo protege a él y no a vos y como resultado tenés a alguien viviendo gratis en tu propiedad y un juicio en curso que te genera gastos.

Cuando pasen los años y estés agotado y en bancarrota lamentándote por haber sido seducido por sonrisas y perfumes y apariencias como una adolescente ingenua y se te piante un lagrimón en las escalinatas de algún juzgado capitalino, yo pasaré casualmente por allí con mi pequeña perrita educada para coronar tu desgracia haciendo leña del árbol caído: "como le va... cómo le ha ido... bueno... que tenga buen día... nos vemos..." Y mientras me alejo caminando lento junto a mi familiar perruna pensarás que podrías haber sido más vivo y más flexible y que mi perrita no te hubiera destrozado el departamento, ni te hubiera incumplido los pagos, ni te hubiera usurpado tu inmueble.... pero lo hecho, hecho está. El "hubiera" no existe y como decía mi abuela: "si la mesa tuviera ruedas, sería un carrito".

El pacto / Río abajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora