Y debajo de esto, había escrita una sola palabra, con una letra que Draco supuso era la de Hermione: «Cañerías

—Así que, sabelotodo, tu atacante y el de todos estos sangre sucia es un basilisco —Tomó aire. —Supongo que tú y tus amigos están bastante metidos en esto y querrías que esto les llegue a las manos. ¿Qué planean? ¿Enfrentarse solos a esa cosa?

Escuchó pasos provenientes del pasillo y rápidamente regresó la nota a la mano de Granger, caminó hasta la oficina de la medimago y esperó ahí como si nada hubiera pasado.
La señora Pomfrey lo atendió no sin antes regañarlo por andar vagando solo en los pasillos.

Draco caminó de regreso a su dormitorio casi corriendo. En cuanto entró se dirigió directamente a su vacía habitación y sacó la libreta que Potter le había regalado a inicios del año, levantó el encantamiento de bloqueo e inició una conversación.

"Granger tiene algo para ustedes, mano derecha, Potter. Ten cuidado."

Terminó la conversación rogando a los dioses que Harry notara aquello. Quería con todas sus fuerzas acompañar al pelinegro a lo que fuera que quisiera hacer, pero sabía que Weasley estaría con él y que su presencia, además de sospechosa, resultaría incómoda.

Tomó aire e intentó tranquilizarse, seguramente Harry sería lo suficiente sensato para dar aquella información a las autoridades pertinentes o al menos eso es lo que él esperaba, después de todo no había razón para que Potter y sus amigos se plantearan ir a enfrentar a un monstruo de tan alto nivel de riesgo.

Pero aquella razón apareció horas después cuando uno de sus compañeros ingresó a la sala común anunciando que Ginevra Weasley había sido raptada y enviada a la cámara de los secretos y entonces Draco no tuvo duda, Harry el héroe de todos Potter y su fiel compañero seguramente se aventurarían a rescatar a la hermana menor de Weasley.

El único consuelo que le quedaba Draco era saber que absolutamente nadie tenía idea de donde se encontraba dicha cámara y aunque sintió una ligera (casi inexistente) pena por la niña Weasley, sabía que así era mejor, así Harry no haría nada estúpido que comprometiera su integridad y seguridad.

Pero si Draco aprendería algo con el paso de los años era que Harry Potter siempre lograba, de un u otra manera, meterse en el ojo del huracán.
Por eso a la mañana siguiente cuando todo mundo hablaba del nuevo acto de heroísmo de Potter no se sorprendió y le alegró mucho saber que, como siempre, Potter había salido bien librado.

La historia no era tan clara, habían muchos rumores al respecto, pero todos hablaban de Harry enfrentando al basilisco y salvando a Ginevra.
Parecía que todo volvía a la normalidad, Potter volvía a ser el centro de atención y pronto todos habían olvidado que alguna vez pensaron que Draco Malfoy era el heredero de Salazar Slytherin.

Draco volvió a su habitación y por alguna razón que él mismo desconoció revisó la libreta en la que, el día anterior había escrito a Potter, San Potter.
Debajo de su texto había aparecido otro con la desastrosa caligrafía de Harry.

"Gracias, Malfoy."

"Necesito hablar contigo. Dónde siempre después del desayuno."

Draco sonrió en cuanto leyó el segundo mensaje, por su cabeza pasó que Harry seguramente le agradecería por esa muy insignificante ayuda y tal vez, con mucha suerte se disculparía con él por haber dudado de su persona.

Así que mucho más tranquilo se dirigió al aula donde normalmente se encontraba con el pelinegro.
Para su sorpresa, Harry ya se encontraba dentro del aula, se le veía sucio y cansado, haciendo notable que su aventura había durado toda la noche.

Pero Draco que esperaba de menos una sonrisa como recibimiento se cruzó de brazos al notar la postura tan tensa que mantenía el ojiverde.

—Veo que una vez mas sales victorioso y con vida de una de tus aventuras. —Se aventuró a decir el rubio.

Y como si aquello hubiera sido la gota que derramó el vaso, Harry se puso de pie y caminó hasta Draco enfrentándolo con la mirada furiosa.

—Tú lo sabías, sabías que tu padre había puesto el diario de Riddle en el caldero de Ginny.

—¿De qué...?

—¡Tú lo sabías! ¡Dejaste que todo esto pasara! —Le interrumpió con claro enojo en sus ojos. —¡Dejaste que tu padre le diera un diario maldito a Ginny! ¡Casi la matan por su maldita culpa! Si Hermione no hubiera averiguado... si nosotros no... ¡Eres detestable! ¿Cómo pudiste dejar que toda esa gente fuese atacada? ¡Dejaste que mi mejor amiga y la hermana de mi mejor amigo padecieran las consecuencias! ¡Eres tan terrible como todos siempre me decían que eras, Malfoy! —Resopló con furia. —Pero yo tengo la culpa, fui el idiota que creyó que eras diferente, fui quién te dio el derecho a la duda y ahora...

Draco no lo soportó más, levantó el pecho, apretó el puño y con fuerza golpeó el rostro de Harry, haciéndolo trastabillar pero no caer.
Potter miró al rubio con los ojos bien abiertos y contempló aquella fría y furiosa expresión en su rostro, aquella que le hacía lucir igual a su padre.

—Yo no sabía nada acerca del maldito diario, imbécil —Replicó con voz baja y enojada.

Harry abrió los ojos un poco más, sin atreverse a mover un solo músculo. Aquella expresión no la había visto en el rostro de Draco jamás, lograba paralizarlo por completo.

—Estoy cansado de tus estúpidas dudas, Potter, estoy cansado de que me señales por cosas que no he hecho, estoy cansado de ti. —Caminó hacia la puerta, temblando de la furia. —Para todo el colegio serás un gran héroe, pero para mí no eres más que un completo idiota.

—Draco...

—¡No me llames por mi nombre! —Le gritó con voz potente y antes de salir lo miró una vez más. —Vete a la mierda, Potter.

El regreso a casa ese año fue especialmente abrumador para ambos príncipes, Harry sentía una terrible presión en el pecho a causa de la culpa y Draco a causa de la decepción. Ambos, durante aquel año habían aprendido varias cosas y la primera y más dolorosa de ellas era que un Gryffindor y un Slytherin no podían entablar una amistad.
Draco lo tenía claro y ya no buscaría alterar el orden de las cosas, Harry por su parte decidió que se esforzaría por recuperar la amistad de Draco Malfoy y compensar su estupidez. 

Draco Malfoy y el príncipe de GryffindorWhere stories live. Discover now