CAPITULO 1.

744 35 0
                                    

Miro a Maya con una de mis cejas alzadas y los brazos cruzados sobre mi pecho.

Ella es mi mejor amiga desde hace años, juntas hemos recorrido todos los pasillos de este lugar y hemos crecido haciendo travesuras y rompiendo reglas. Por esta razón no me resulta extraño que Maya me pida cosas de vez en cuando. Hace unos meses me rogó que consiguiera un reproductor de música, ella aun no tenía trabajo así que no sabía en qué gastar el tiempo. Otro día me pidió unos cuantos libros, después un cuadro a Oleo, hace unas semanas tuvo el capricho de tener un Bisturí y yo, como buena mejor amiga, lo conseguí. Maya sabe que me llevo bien con todo el mundo pero sobre todo conoce que muchas personas me deben unos cuantos favores. Así es como consigo todas esas cosas para Maya, como cumplo mis caprichos de vez en cuando.

–Por favor, Eli – Pide ella pasando un mechón de su cabello alborotado por detrás de su oreja. Suelto un largo suspiro–. Estas cosas las necesito de verdad, Elizabeth. Solo tú puedes conseguirlas.

Humedezco mis labios con mi lengua considerando sus palabras. Maya siempre me cuenta todo, pero ahora mismo creo que me oculta algo, algo muy grande.

–Maya, ¿te das cuenta de lo que me estas pidiendo? –Pregunto volteando un poco hacia arriba para mirarla a los ojos seriamente–. Hilo de cobre, horarios de la guardia en el departamento de Arte, un comunicador portátil y por supuesto... Un gran martillo. –Suelto una risa y ruedo los ojos–. Sabes que puedo conseguirlo y sabes que lo haré. Mañana en la mañana dejare todo en tu casa –Afirmo encogiendo mis hombros. Puedo notar como su cuerpo abandona algo de tensión, me agradece con la mirada–. No te puedo decir que no, Maya.

–Gracias, Eli. –Sonríe tratando de mostrar despreocupación logrando que alcance ver todo lo contrario. Algo me oculta y por su actitud, ni siquiera estoy segura de si quiero saber que es–. De verdad.

–De nada, Maya. –Me acomodo el cuello de mi bata blanca buscando distraerme con algo, buscando romper la incomodidad que se ha estado dando últimamente entre nosotras–. Me gustaría que confiaras en mi. –Suelto finalmente concentrándome en remangar las mangas de la bata hasta mis codos, evitando mas que nada la mirada de Maya.

–Confío en ti –Explica–. Solo que quiero mantenerte fuera de esto.

Ruedo los ojos.

–Como quieras –digo pasando por su lado, algo irritada–. Tengo que regresar a trabajar, avísame si ocupas algo más.

–No quiero ponerte en peligro.

Sus últimas palabras solo logran revolver algo en mi estómago. Está metida en algo feo y al parecer, peligroso. Tal vez luego consiga saber que es.

***

Frunzo el ceño al entrar a la habitación. Dejo la carpeta que sostengo sobre mi pecho en una de las mesitas que adornan el lugar.

–Maya, es la segunda vez el día de hoy que te veo por aquí. –Comento, tratando de sonar despreocupada al ver como Maya pega un brinco y deja de ver unos archivos–. ¿Ocupas algo? Sabes que te puedo ayudar.

Ella voltea a verme y sus ojos preocupados no me mienten, algo está mal. Maya camina hacia mí y me toma de la mano guiándome fuera de la enfermería. Sus pasos rápidos resuenan en los pasillos junto con mi torpe andar gracias a los jalones de Maya.

–¿A dónde vamos, mujer? –Pregunto empezando a trotar a su lado. El elevador al que subimos nos deja en el Nivel 5. No entiendo nada– ¿Vamos con los chicos? ¿La gente del cielo? –Mi voz sale más emocionada de lo que esperaba y Maya lo nota..

–Por desgracia las cosas no están yendo bien, para ellos –Explica entrando en una gran habitación con muchas camas repartidas a lo largo de esta. Es una escena nueva para mí, chicos de mi edad, todos reunidos en una sola habitación. Nunca había visto a tantos reunidos en un solo lugar. Aquí en Mount Weather somos pocos los adolescentes–. Jasper, te quiero presentar a una amiga.

THE SKY PEOPLE.Where stories live. Discover now