❝Lo malo de los que se creen en posesión de la verdad es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan ni una❞
-Camilo José Cela
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Harley dejó a un lado la linterna que estaba usando al ver que Rosita reaccionaba bien a la estimulación de la luz sobre sus ojos.
—No respondes mal a ninguno de los test. Tienes algo de fiebre, pero no es tan alta como para preocuparse —le dijo Harley, quitándose los guantes.
—¿Y entonces por qué me mareo tanto? —quiso saber. Harley se encogió de hombros.
—Quizás estás embarazada —bromeó, pero la expresión de Rosita hizo que dejase las bromas aparte y se volviese a poner seria—. Oye, no lo decía en serio. Lo más probable es que sufras de un golpe de calor. Te pasas el día fuera de la comunidad y si no te hidratas lo suficiente puedes acabar de este modo. Es muy importante que lleves siempre agua encima y que si puedes salgas cuando menos calor haya. De todos modos, te recomendaría que durante unos días te quedes en la comunidad para recuperarte.
—No puedo simplemente no hacer nada —se excusó, levantándose de la camilla.
—Lo sé, te comprendo. Pero puedes pedirle a Deanna que te de algún puesto temporal durante este tiempo —Rosita negó con la cabeza.
—No es simplemente eso. Sasha nos necesita —Harley frunció el ceño sin entender lo que decía—. Desde la muerte de su hermano Tyresse no ha vuelto a ser la misma. Ella sale de la comunidad a cargarse a caminantes como si su vida no corriese peligro. Se arriesga demasiado y no deja que la ayudemos. Pero sé que nos necesita —Harley sopesó finalmente sus palabras y finalmente asintió.
—Está bien, pero ten mucho cuidado. Puede que la próxima vez todo se complique y al final tu problema acabe siendo más grave como, por ejemplo, una insolación —Rosita asintió, entendiendo sus palabras y finalmente salió de la enfermería.
Harley recogió las cosas que había usado para examinar a Rosita justo en el momento en el que la puerta de la enfermería volvió a abrirse. Se giró, pensando que sería alguien más pidiendo su ayuda, pero no pudo evitar sentir que el estómago se le revolvía al ver entrar a Pete.
