El Cielo Y El Infierno Según Arthur Yensen

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  Arthur Yensen era un geólogo escéptico de mentalidad científica, hasta que tuvo un accidente en el que permaneció inconsciente, por un tiempo en el cual su alma viajó al cielo y recibió revelaciones que originaron una novedosa teoría sobre el más allá... 

Arthur Yensen era un geólogo estadounidense de mentalidad cientificista, escéptico y plenamente convencido a cerca de un universo regido por leyes naturales que el hombre conocía o podía llegar a conocer. En 1932, en medio de la Gran Depresión económica de USA, Yensen, que también era un sindicalista y dibujante, decidió tomarse un tiempo libre para explorar, a través de su propia vida, lo que sería su tira cómica (donde aparecían sus dibujos) de la semana: Adventurous Willie Wispo. El protagonista de la historieta era un vagabundo, así que Yensen se dedicó a vagabundear pero, cierto día cuando un hombre joven se lo encontró en el camino hacia Winnipeg y le ofreció llevarlo en su vehículo, Yensen y su joven acompañante sufrieron un terrible accidente de tráfico en el cual ambos salieron disparados fuera del coche por el impacto... El conductor quedó casi ileso, pero Yensen quedó tan mal que estuvo inconsciente por un considerable periodo de tiempo, en el cual abandonó su cuerpo físico y tuvo revelaciones acerca de la muerte, que fueron criticadas por la Iglesia Católica pero escuchadas por muchas personas y publicadas en un escrito de 1955 titulado "Entonces vi el cielo"; en el cual, además de narrar su experiencia cercana a la muerte, Yensen responde a las preguntas que usualmente le hacía. El libro no existe en español, pero Demonologia.net, a partir de un artículo en inglés publicado en la web near-death.com, ha traducido para sus lectores el relato que Yensen hizo de su experiencia y las preguntas y respuestas más interesantes.

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LA REVELADORA EXPERIENCIA CERCANA A LA MUERTE

Sentí como si mi cuerpo se estuviera desvaneciendo. Aunque yo creía que mi cuerpo era yo, sabía instintivamente que si me separaba de él moriría. Mi alma y cuerpo comenzaron a separarse de nuevo y continuarón separándose hasta que sentí un breve y agudo dolor en mi corazón, como si algo se hubiese desprendido. Luego, lenta y suavemente salí por la parte superior de mi cabeza.

Poco a poco la escena de la Tierra se desvaneció, y se iba alzando un nuevo mundo hermoso y brillante, ¡hermoso más allá de la imaginación! Durante medio minuto pude ver los dos mundos a la vez. La Tierra se desvanecía, y el otro mundo se avecinaba cada vez más brillante y más brillante, y aún más brillante! Finalmente, cuando la Tierra se había ido del todo, permanecí en una gloria que sólo podía ser el cielo.

En el fondo había dos hermosas montañas similares a Fujiyama en Japón. Las copas estaban cubiertas de nieve y las faldas estaban adornadas con follaje de una belleza indescriptible. Ya que no había contaminación, neblina u otras obstrucciones a la visión de uno, todos los detalles fueron nítidos y claros. Las montañas parecían estar a unos quince kilómetros de distancia, sin embargo, pude ver las flores individuales que crecían en sus laderas. Estimé que mi visión era unas 100 veces mejor que en la Tierra.

Mientras yo estaba allí maravillado, vi a veinte personas más allá de los primeros árboles, jugando, cantando y bailando. Ellos estaban inmersos en momentos de risa, tomados de la mano y bailando en círculo, rápida y vivazmente. Sus cantos, sus risas, e incluso sus gritos eran melodiosos.

Tan pronto como me vieron, cuatro de los participantes dejaron el juego y fueron saltando con alegría a saludarme. Cuando se acercaron, calculé sus edades en unos 30 años, dos de 20 y uno de 12. Sus cuerpos parecían casi sin peso, y la gracia y la belleza de sus gráciles movimientos eran fascinantes.

A medida que las personas del cielo se reunían alrededor, el hombre más viejo, más grande y más fuerte de aspecto anunció gratamente: "Tú estas en la tierra de los muertos. Vivimos en la Tierra, al igual que tú, hasta que llegamos aquí". Con entusiasmo sin límites, grité: "¡Esto es maravilloso!"

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