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Media hora y un par de llamadas telefónicas después, Nozomi Toujou se encontraba preparando té en el apartamento de Maki con unas hojas de té chino que llevaba en su bolso siempre. Se concentraba en su tarea y trataba de ignorar la voz suplicante de Maki que pedía disculpas a sus padres a través de su celular. Procuró no concentrarse demasiado en los detalles, pues no quería que el té cargara con esa energía tan pesada. Después de todo, ella creía firmemente que un buen té podía ser receptor de todo a su alrededor. Además, que las hojas que quedaban al fondo de la jarra servían bastante bien para la adivinación.

Aunque había resultado complicado, logró ubicar a Maki y pedir un taxi a casa de ella antes de que enfermara de gravedad y comenzara a delirar. Ahí, había tranquilizado a las menores de las hermanas Yazawa y había dejado muy en claro que si intentaban otro truco de aquellos de reencuentro forzado, se aseguraría de maldecir el resto de su linaje con pechos pequeños.

Finalmente, Maki llegó suspirando a su lado, y se apoyó contra la refrigeradora. Nozomi la contempló, y pensó que no había mucha diferencia entre su estado actual y el momento en que la encontró empapada y abatida en el parque. Al menos se había puesto ropa seca y se rodeaba con una manta rosada, aunque igual comenzaba a estornudar.

-¿Te ayudo con eso? - Dijo Maki, mirando la jarra de té.

-Sería de mucha ayuda si esperaras en la sala sin hacer nada.

Aquello tomó por sorpresa a Maki. Si bien Nozomi aun conservaba el acento de kansai, sus palabras sonaban cargadas de formalismo.

-Es mi casa, ¿sabes?

-Y yo soy mayor que tú - Luego, haciendo señas con su mano derecha para que se fuera, continuó - Vamos, ve y descansa un rato.

Enfurruñada, Maki se alzó de hombros antes de avanzar con pasos largos y hundirse en uno de sus sofás.

"¿En serio es neurocirujana?", pensó Nozomi, pero limpió su mente de cualquier idea al instante para darle el toque final al té.

Tras unos minutos, Nozomi llegó con una bandeja de té y un rollo de papel higiénico para sentarse frente a Maki, quien estornudaba cada vez con más fuerza. Y Maki, sin mirarla, cogió el rollo de papel y comenzó a aliviar su congestión.

-Gracias, Nozomi - Avergonzada por la imagen que estaba dando, Maki suspiró - Perdón por decir que... Bueno, eso. En la cocina, yo no..

-No pasa nada - Restándole importancia, Nozomi comenzó a servir dos tazas de té - Pero bebe esto sin acabártelo, ¿de acuerdo? Deja solo un poco de líquido en el fondo.

-Debería traer una pastilla, tengo un botiquín en...

-Después, ahora toma esto. Y hazlo con la mano izquierda, por favor.

Maki sintió aquello como una ofensa a sus conocimientos médicos, pero lo dejó pasar. Quiso preguntar más cosas, tenía demasiadas preguntas en su cabeza, pero decidió relajarse y obedecer por un rato. Mientras tomaba el té, se preguntó dónde había quedado la chica rebelde que no permitía que la mangonearan. Aun así, debía admitir que era una bebida excelente, y podía sentir cómo el calor del té rápidamente se extendía a todo su cuerpo.

Mientras tanto, Nozomi la observaba con atención. Años atrás, Maki habría sido la que tomaría el mando de la situación, aunque a regañadientes y sin admitirlo. Y no estaba segura de si le gustaba demasiado esta nueva versión de su antigua compañera. De todas formas, no iba a mencionar nada, pues ella misma había cambiado bastante desde entonces, y pensar en ello solo le producía dolor.

-Nozomi.

Nada, sin respuesta. Ya estaba perdida en sus pensamientos de nuevo, y se le notaba en el rostro. Maki, preocupada, insistió.

Nuestro mejor momento [NicoMaki] COMPLETAWhere stories live. Discover now