SuperZodiaco [Yaoi/Gay]

»Poderes Sellados«

— Veamos, esta debe ser la casa de la chica que faltó hoy... -.

Un chico flaco vestido en su totalidad de negro, miraba desde unos arbustos hacía la casa dónde el padre de familia iba llegando.

Las clases saldrían en media hora, tiempo suficiente para un aperitivo.

Se aseguró de que no hubiera gente a los alrededores para acercarse a la puerta y llamar.

Apenas abrieron entro. Precisamente a comer.

Luego supo que la chica se llamaba Valentina. Gula apostaba por una buena habilidad. Pensaba que la del Toro le favorecería y no pensó en hacer más que esto.

Cambió su forma a la anterior del padre y salió con presura hacía el instituto.

Ya sabían cada una de las identidades del zodiaco, Tauro era magnífico, según decía su jefa.

Al verle salir, debía asegurarse de que fuera el correcto.

Le tomó del brazo, de la muñeca, donde debía ir el brazalete.

Al apenas darse cuenta que era Tomás, Tauro, disimuló toser para activar el brazalete.

Menciono el nombre “Tauro” al brazalete negro, apareciendo el signo en rojo y con rapidez se lo puso. Al apenas colocarse en la piel de su usuario este se volvía invisible, ellos jamás podrían quitárselo.

Escuchó todo lo que se suponía, debía saber para irse, el siguiente en su lista era Leo.

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— ¡Que aburrido! -.replicó el castaño caminando al lado del pelinegro de ojos azules.

— Lo lamento, te tocó por llegar a último... -.mencionó con calma aunque sus ojos estaban puestos en dos chicos que venían detrás de ellos.

— ¡¿De dónde diablos me consigo trajes de camarero?! -.

— Ni idea, eso lo podía haber tomado Valentina si hubiera llegado hoy... Estoy más que seguro... -.

— Vincent, te lo cambio -.parecía desesperado.

— No puedo, al fin y al cabo, me lo puso Tomás, no es algo que yo elegí... -.

— ¿Qué es? -.

— Carteles... -.suspiró cansado.

— Preferiría hacer carteles... -.

— No eres bueno en artes además, no tienes que conseguir trajes para todos, con unos tres es más que suficiente... -.

— Conseguir uno no es difícil, pero tres... No tengo tanto dinero para eso... -.

— Créeme, son baratos, está en tu presupuesto... Me voy... -.

— ¿No irías conmigo a casa, traidor? -.le miró de manera acusadora.

— Tengo que encargarme de un par de asuntos, nos vemos mañana -.tomó otro camino.

— Claro, un par de asuntos son más importantes que yo... Que lástima que no prestes más atención a tu alrededor... -.mencionó de cierta manera triste para seguir su camino.

Una horrible ventisca le provocó meterse una basurita al ojo.

En un segundo a otro, escuchó un leve susurro de alguien diciendo “Leo”, el apodo por su nombre, y un horrible calambre en su mano.

Últimamente sentía calambres como eléctricos en clase, sentía que alguien le tomaba el pelo pero, parecía que nadie lo hacía a propósito, ¿debería ir al doctor?