Senda

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Pelear codo a codo con Neil no era de su entero agrado

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Pelear codo a codo con Neil no era de su entero agrado. Algunos de sus compañeros habían perecido en batalla y en ese lugar sólo quedaban ellos, a la tenue luz, con sangre resbalando por el filo de sus espadas, rodeados de cuerpos inertes y enemigos con las armas desenfundadas.

—Ninguno de ellos tiene su marca —protestó Neil mientras el acero de su arma terminaba de cortar el cuello de un guerrero.

—Mala suerte —se burló Ethan—. Todos debieron dársela a Valia.

No lo dijo, mas le resultaba extraño, los únicos guerreros con marca propia eran los que había acabado con Liaw cerca a la puerta del templo. Esos nuevos contrincantes no poseían marca propia y eran tan débiles que podrían ser tomados como humanos. Y lo peor, seguían llegando. Más y más de ellos brotaban atacando en grupo.

— ¿Cómo es que hay tantos? —Neil pareció leer sus pensamientos.

—Porque no son reales. —Dispuestos a ayudarlos, Gael y Kari aparecieron—. Es un hechizo de Valia.

—Qué hacen aquí —reclamó Ethan apretando los dientes a tiempo que golpeaba a un guerrero y lo atravesaba con su espada en el piso.

—Podemos meternos si queremos —respondió Gael—. Además tenemos asuntos con Aishla, se llevó a Maya.

—Si él se la llevó no esperen volver a verla —opinó Neil.

Kari lo agarró y lo soltó de pronto, no valía la pena. Se agachó a punto de recibir la estocada de una espada y agachas hizo caer a su enemigo.

—No hay duda, estos no son unuas verdaderos.

Cuando un segundo atacante se aproximó hacia ella con movimientos un tanto torpes, Kari le puso ambas manos contra el pecho y pronunciando un hechizo le perforó el cuerpo, dejando una perfecta marca circular. En la caída, el cuerpo cambió. Ya no era la figura agraciada y juvenil de un guerrero unua, ahora mostraba su verdadera forma, la de un salvaje del exterior, vestido con una armadura rústica y opaca.

— Son cadáveres —musitó Gael, imitando el acto de Kari con otro contrincante.

— ¿Pueden deshacer el hechizo?, serán débiles, pero son demasiados —pidió Ethan a sus compañeros de la Legión.

Sin dejar de lado la batalla, atacando con armas y magia, Kari y Gael respondieron con una negativa. Los únicos capaces de deshacer un hechizo de ese nivel eran Freya, Biako y Sahori.

— ¿Entonces qué? ¿Pelearemos con un grupo incalculable de cuerpos hasta quedar exhaustos? —repuso Neil.

—Creo que ese era su plan —Gael negó con la cabeza, desinteresado y despreocupado.

Neil observó con impresión a los Legionarios, no parecían demasiado preocupados. Tal vez tenían algún plan en mente o era fruto de su inexperiencia tomarse la batalla tan en serio.

El tesoro de Charleen (Foris #1)Where stories live. Discover now