La transformación de Ethan

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Gente de Lima Perú. Este libro está a la venta en la Feria Internacional del Libro de Lima. En el stand de la Embajada de Bolivia. Llevaron muy pocas copias y será su única oportunidad en el año para comprarlo. :D

La piel nunca se le había erizado de aquella forma, y su corazón no había latido tan rápido ni el más extenuante día de caminata. Los dragas se acercaban con sigilo, casi a gachas, preocupados por no perder la presa; no porque ésta tuviese la más mínima escapatoria, sino, para adueñarse de ella en el momento más inesperado, agarrándola primero y evitando que otra criatura la ganase.

—Ethan... —reclamó en un hilo de voz, jamás se había topado con una de esas criaturas tan de cerca, menos con veinte.

La sangre se helaba en sus venas, las silenciosas criaturas nocturnas la acechaban con tanta lentitud que hubiese preferido que de una vez brincasen sobre ella y la despedazasen en lugar de hacerla esperar tanto.

—Te dije que no usaras magia, pero eres terca, caprichosa y crees que lo sabes todo, por eso detesto a los adolescentes. Un niño me habría hecho caso. —Ethan la observaba desde la otra orilla del río, calmado, apoyando ambos brazos en la empuñadura de su espada.

—Sí, lo siento, luego podrás detestarme todo lo que quieras, ahora ayúdame —le susurró, no quería alterar a los dragas.

Ethan le sonrió torcidamente, se incorporó y regresó la espada a su lugar.

—Tú los llamaste, tú te las arreglas, al fin puedo deshacerme de ti. Que Aion se apiade de tu alma. —Finalizó con una reverencia, antes de darle la espalda.

Charleen no se lo creía; Ethan bromeaba en un momento así... ¿o no bromeaba? Su corazón frenó el incesante palpitar cuando el guerrero desapareció en la oscuridad de la noche. Solo un segundo después, los dragas se cansaron de esperar y uno saltó desde la distancia. La chica se cubrió el rostro con ambos brazos, en un insulso intento por defenderse ante la imparable caída de la criatura sobre su cuerpo.

Un espeso y oscuro líquido cayó sobre ella. Notó con impresión que se trataba de la sangre y entrañas de la criatura, que había sido despedazada en el aire. Ethan estaba a su lado, sonriendo de forma macabra, pero con fascinación. Su espada en mano, en un ángulo horizontal, delataba que él era el causante del desmembramiento de aquel temible ser. Charleen estaba indecisa entre asombrarse por la magistral forma en que se había deshecho del draga, o la velocidad con la que Ethan había cruzado el río.

—Mantente atrás y no estorbes —le ordenó, mas no con preocupación ni temor al enfrentarse a tantos seres, más bien, Ethan no abandonaba la fascinación y el brillo de emoción. Por fin después de días, algo emocionante sucedía, y su espada, ansiosa por ser desenvainada, recibía su recompensa.

Se dio el lujo de contar a los seres con escrutinio, sin preocuparse por el número; mientras más mejor. No era prudente pelear contra tantos, ni tampoco los hubiese invocado a propósito, menos estando con la muchacha, pero una vez frente a la situación, la adrenalina mandaba más que su cerebro, o su instinto de supervivencia.

El tesoro de Charleen (Foris #1)Where stories live. Discover now