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-Sí.Es decir, no sé...Cuéntame por favor cómo superaste tu problema de embarazo no deseado.Quiero volver a escuchar la historia. Necesito repasar lo que puede sentir una mujer rechazada,en su más terrible soledad.

Un grupo de pelícanos volando en delta pasó sobre sus cabezas.

Lisbeth sabía que no tení otra alternativa. Suspiró.
-Está bien.

Aquella noche,me estaba preparando para dormir cuando papá entro a mi recámara. No tocó la puerta.Irrumpió como si se estuviera quemando la casa.
-¡Tienes que venir conmigo! Vístete rápido.
Era una orden.
-¿Qué ocurre?
-No hagas preguntas.
-Son las diez de la noche.
-Apresúrate.
-Ya voy.
Termine de vestirme con la primera ropa que encontré. Salí de mi cuarto. Sin decir palabra,papá caminó decidido hacia afuera de la casa.Lo seguí.En la puerta estaba mi madre retorciéndose los dedos.Pasamos junto a ella.Evadió la mirada.
El automóvil se hallaba con el motor en marcha,la portezuela abierta y las luces encendidas,como si acabara de llegar y hubiese detenido el vehículo de paso sólo para recogerme.
-¿Adónde vamos?
No contestó.Tenía el rostro desencajado,la respiración alterada.Manejó bruscamente, casi con enfado.Se dirigió al centro de la ciudad.
-¿Desde cuándo sales con Martín?- cuestionó.
-¿Adonde vamos,papá?
-Te hice una pregunta.
-¿Te ha dado a probar alguna sustancia?
-Papá,¿qué te pasa?

Volar sobre el pantanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora