CAPITULO 23: CAMPANAS DE NAVIDAD

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Los adolescentes superaron mis expectativas.

Muy temprano estuvieron en la iglesia armando la escenografía, probándose los disfraces y ayudando en todo lo que hacía falta.

Victoria estaba en un rincón ensayando una canción que le había prestado su prima de Córdoba que tenía el play back grabado, así que no era necesario que tocara la guitarra.

Felipe llegó a medio día con su mula, para que Raquel y Mateo, quienes serían María y José practicaran como montarla.

Mario quedó en conseguirnos dos ovejas para que los pastores, que eran Victor, Nico y Eze llevaran hasta el pesebre.

Paula, Luz y Nadia se disfrazarían de ángeles y el resto de los muchachos ayudarían en el sonido, las luces y todos los detalles que faltaban. Yo caminaba nervioso de un lado a otro preguntando por cada detalle y controlando que todos cumplieran con su parte.

Aún debía preparar el mensaje. No sabía que pasaje utilizar y qué decir, y eso realmente me preocupaba.

_ Chicos, voy a tener que irme_ les dije_ nos encontraremos esta tarde a las siete en el balneario para acomodar todo. Muchas gracias por su disposición y apoyo. Dios los recompensará en gran manera.

Salí de allí y me dirigí a la loma. Ese día tenía un sentido diferente, el terreno me pertenecía y pisar aquella tierra ahora que tenía la escritura me producía una sensación especial.

Me senté en la gran piedra ubicada en la parte más alta. Hacía mucho calor y no había mucha sombra en la loma. Necesitaba uno minutos de quietud, de silencio luego de tantas voces y cuestiones por resolver.

Miraba aquella gran extensión de agua y el fuerte reflejo del sol. Podía escuchar lo pájaros cantando y los ruidos de las aguas golpeando en las piedras de la costa.

_ Señor, eres maravilloso... tu poder es infinito. Tú actúas de formas que superan nuestro entender..._ dije mirando el cielo_ Padre, ayúdame, dame las palabras oportunas... que cada persona que escuche pueda conocerte y acercarse a ti en esta Navidad. Guíame para ser solo el instrumento en tus manos.

Oré allí unos minutos y luego me dirigí a casa.

Mamá y Natan habían regresado. Ella estaba preparando la casa y acomodando todo para la cena de Navidad.

Nos saludamos y rápidamente les conté todas las novedades en cuanto al pesebre y se alegraron de aquella posibilidad de predicarles a las personas de Miramar.

La tarde fue avanzando rápidamente y cuando menos acordé eran las siete.

Cuando llegué al balneario central, los chicos estaban ya trabajando y acomodando todo. La gente de la municipalidad acomodaba el escenario y las luces.

Martínez estaba un poco nervioso. Me acerqué para saludarlo y tratar de tranquilizarlo, aunque yo también estaba bastante nervioso.

_ Todo saldrá bien_ le dije mientras nos dábamos la mano.

_ No es eso lo que me preocupa_ comentó_ es que el párroco nuevo ha convocado a una misa a la misma hora que el pesebre. Tratamos de hablar con él y explicarle que esto es una tradición en Miramar, pero no quiso hacernos caso, dice que no puede dejar de celebrar la misa el día de Navidad. Tememos que la gente no asista. O que al saber que este año lo organiza la iglesia evangélica, se nieguen a asistir.

De repente el mismo temor me sobrevino. Quizás las personas elegirían asistir a la iglesia católica en vez de cómo cada año venir al Balneario.

Mi lugar en el mundo _ (Completa)Where stories live. Discover now