Capitulo 21: Una oportunidad

280 62 3
                                    

El encuentro con Clara me motivo de una manera especial a retomar el evangelismo.

Comprender la gran necesidad que tienen todos aquellos que viven lejos de Dios, y a los cuales el enemigo atormenta noche y día, me hizo clamar más en oración y movilizarme a predicar más y más.

El viernes 15 fue el último día de trabajo en la escuela y cierre de un nuevo año escolar.

Quería aprovechar y dedicar ese tiempo en el que ya no trabajaría para salir nuevamente casa por casa a llevar la Palabra de Dios.

Los días cercanos a la Navidad son muy especiales en Miramar.

A los vecinos les gusta decorar los frentes de las casas con luces y figuras de estrellas. Arman grandes árboles de Navidad muy decorados e iluminados en las plazas y jardines.

Muchos de los ciudadanos son inmigrantes o hijos de inmigrantes, principalmente Europeos, como lo fueron mis abuelos.

Esos días preparan ricas comidas típicas de sus países de origen y los vecinos salen a las calle y comparten los ricos manjares como el turrón turco casero, la torta Vienesa de pasas y frutas, y muchos otros postres.

Pero también la gente se preparaba de una manera especial para el gran pesebre tradicional de la iglesia católica.

La Antigua Capilla había quedado bajo el agua y la nueva iglesia se terminó de construir en el año 85, así que durante los años que no hubo Iglesia el pesebre se comenzó a hacer en el gran Balneario Central.

Nosotros aunque no éramos católicos asistíamos igual, ya que era un espectáculo tan hermoso y solemne.

Sobre todo era un momento de unidad entre todos los ciudadanos de Miramar.

Así quedó como una tradición de la ciudad cada 24 de Diciembre a las ocho de la noche reunirse en aquel balneario y ver la representación y el relato del nacimiento del Salvador. Luego de allí cada uno se marchaba a su casa y celebraba aquella noche buena en familia.

Siempre me imaginé que bueno sería si como iglesia o como jóvenes cristianos alguna vez pudiéramos tener la oportunidad de predicar en este evento. Esto aseguraría que casi el 40% de la población de Miramar que asistía a este evento escuchara el evangelio.

Muchas veces había orado clamando a Dios por una oportunidad así. Si tan solo pudiéramos testificar a todos de la salvación en Jesús... Miramar sería diferente.

De todas maneras, el clima de las fiestas comenzaba a sentirse y los corazones se disponían de una manera diferente a escuchar sobre aquel niño de Belén.

Visité a mis contactos de los sábados: don Félix y Carmela, Evaristo y su familia, los Taylor, que vivían saliendo hacia Balnearia y luego a mis adolescentes y sus familias. Así ocupé mi tiempo entre visita y visita.

Sumado a esto, los planes de casamiento de Natan y mi madre estaban en pleno desarrollo. La fecha fijada era el viernes 22 de diciembre. Y solo faltaban cuatro días.

Todo sería sencillo y muy familiar, pero llevaba su tiempo y trabajo. Mamá estaba cociendo ropa para Luz, para ella y la abuela. También preparaba algunas cosas de comida para una cena que sería en casa después de la ceremonia.

Para completar aun más mi agenda, me llamaron de la municipalidad para realizar un par de recorridos ya que había varios turistas que querían realizar paseos por Miramar.

Así que trabajé esa semana manejando el camión y guiando las visitas casi todos los días.

Pero aun con mil actividades y cosas en la cabeza, cada noche pasaba por el frente de la nueva casa de los Benet y miraba esperando que Victoria hubiera regresado.

Mi lugar en el mundo _ (Completa)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin