Día 1.- Las llamadas y el recuerdo

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Los personajes de esta historia no me pertenecen, su creador es Yoshihiro Togashi y gracias a él, existen personas como yo que fantasean con adueñarse de su obra, si claro, me conformo con alquilarlos para este fic.

Ahora si, pueden leer en paz...

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Después del trabajo, Kurapika tenía un poco de tiempo de sobra para descansar y tomarse un baño, siempre estaba ocupado, casi nunca veía a sus amigos pero de vez en cuando lo visitaba Leorio para charlar y contarle sobre sus estudios, pero últimamente Kurapika no lo escuchaba, siempre estaba mirando su teléfono, al pendiente de algo. Leorio creía que era por lo de su trabajo de guardaespaldas, hasta tenía que quitárselo de vez en cuando para que le prestara atención, la última vez que lo hizo en ese lapso, Kurapika le hizo un berrinche de niño pequeño porque según él, era importante contestar aquel mensaje que le había llegado. Leorio miró el móvil y Kurapika pensó que espiaría en su bandeja de entrada, si lo hacia, era su fin.

— Leorio ¡¡no!! — le quitó el teléfono de inmediato y lo apagó — perdón, no puedes ver mis conversaciones del trabajo, es confidencial de mis clientes ocultar sus identidades y su información, lo dejaré - decía esto mientras pensaba — "estuvo cerca, casi me descubre, debo ser más cuidadoso cuando este aquí "— entonces Leorio sonrió y le dijo que lo comprendía pero que tenía que descansar un poco del trabajo de vez en cuando.

Hablaron por un rato, Kurapika no decía mucho, pues sus pensamientos seguían perdidos, Leorio le contó a Kurapika que lo trasladarían a otra universidad con una beca que consiguió, Kurapika escuchó eso y se sintió muy feliz por él. Y por si mismo.

— Eso quiere decir que ya no nos veremos por un tiempo — dijo Kurapika con algo de nostalgia, ya lo empezaba a extrañar y aun no se iba, pero más que eso, estaba aliviado de que ya no tendría que estar ocultando todas sus llamadas y mensajes cuando él estuviera cerca.

Hacia tiempo que Kurapika había dejado de perseguir a las arañas, sus amigos estaban tan felices, Gon le había llamado a Kurapika para felicitarlo por olvidarse de su venganza, no deseaba ver mas muertes, Killua había puesto objeción al principio pero luego accedió a que Kurapika dejara la venganza y es que Killua siempre había sido admirador de las peleas a muerte de Kurapika, pero ¿qué más da? Si ya todo estaba tranquilo.

— Me iré mañana, espero puedas ir a despedirte de mi al aeropuerto, estaré esperándote, no vayas a faltar — le dijo Leorio sacándolo de sus pensamientos de nuevo.

— ¿Ma...mañana? ¿Tan pronto? — Kurapika no sabía si sonreír o entristecer, no podría ver a Leorio en un buen tiempo, era el único amigo que le quedaba cerca, pero comprendió que Leorio tenía sus propios intereses, siempre supo que en algún momento tendría que separarse de él también — Te deseo mucha suerte, estaré ahí mañana, es una promesa — le sonrió discretamente.

Se despidieron y así Leorio fue a empacar sus cosas, Kurapika al cerrar la puerta sintió un pesar, estaba preocupado, pero no podía explicarse el porqué, encendió el móvil y tenía mensajes y llamadas de la misma persona, muchas de ellas. Volvió a sonar el celular, por fin contestó.

— Estaba ocupado... Perdón por no contestar —

Del otro lado de la linea, una voz que antes odiaba ahora le decía cosas que lo hacían ruborizar, estaba saliendo a escondidas con él hacia apenas un día. Pero contárselo a alguien sería su ruina, nadie sabía de ese "romance", Leorio creía que le gustaban las chicas, pero Kurapika nunca sintió atracción por ellas o al menos no lo mostró abiertamente, aunque nadie imaginaba que un hombre lograría llamar su atención, un hombre casi 10 años mayor que él y que además de eso, había sido su mayor enemigo, su número 1 en la lista negra.

El líder del Gen'ei Ryodan...

— ¿Estabas con tu amigo el doctor? Nunca contestarías si estas con él ¿verdad? Debí imaginarlo — Al decirle esto a su receptor soltó una risita burlona, se sabía de antemano que ese chiquillo era muy cuidadoso.

— Cállate, tú estas en una situación peor, si los demás miembros se enteran que sales conmigo...

— Ellos no se enterarán, puedo manejarlo, pero me da gracia ver que tienes problemas para ocultarlo a un solo amigo.

— Te voy a colgar — Kurapika se irritó con el comentario pero era normal en él, esa era la razón por la que Kuroro lo hacía, para escucharlo enojarse, para hacer que sus orbes rubíes brillaran como joyas. Hasta que...

— Era una broma... ¿Kurapika? — observó el teléfono — ... Sí me colgó — sonrió al saber que su rubia histérica no había cambiado nada. Siempre era así. Desde que lo conoce.

¿Pero cómo fue que paso esto? ¿Kurapika se olvidó de su odio de una día para otro?

Imposible

La noche anterior Kurapika estaba de misión como vigilante en una subasta en la ciudad de york, era su cumpleaños 18 y sus amigos querían hacerle un festejo pero, Kurapika se negó y se presentó a trabajar, no tenía tiempo para fiestas, en esa subasta podría recuperar un par de ojos más, pero esa subasta fue difícil, no lo consiguieron, el jefe estaría muy decepcionado si no volvían con los ojos, Kurapika tenía que negociar con el comprador a la salida, el sujeto que se adueño de ellos había insistido tanto que triplicaba la oferta que él hacia cada vez que levantaba su mano, así fue como los ganó y también se ganó el interés de Kurapika, nadie pagaría tanto dinero por un sólo par de ojos, ni siquiera en la ultima subasta habían ofrecido tanto, el hombre se fue sólo en un auto deportivo negro, Kurapika lo siguió en un taxi de manera discreta.

Cuando el hombre llegó a su destino bajó del auto y entró a una gran mansión, Kurapika bajó del taxi e ingreso por una puerta trasera que parecía servir como entrada de empleados, siguió al hombre que iba vestido de negro caminando escaleras abajo hacia algún sótano.

Al estar ya muy cerca de él, quiso usar sus cadenas para tomar los ojos desde una buena distancia pero fue sorprendido por alguien en ese momento, alguien que lo tomó del cuello y lo privó de respirar hasta desmayarlo con una fuerza sobrenatural. Lo último que vio antes de perder el conocimiento fue al hombre de traje quitándose el sombrero y mirándolo sonriente mientras le decía al captor — un placer hacer negocios con usted — Después de eso todo se volvió rojo.

Reconoció de inmediato a ese hombre, si hubiera percibido que se trataba de él, no habría bajado la guardia en ningún momento o tal vez ni siquiera lo hubiera seguido de forma intrusa. Sólo pudo decir su nombre cuando al cerrar los ojos, el rojo escarlata se convirtió en negro nocturno.

— Kuroro...  

QUE NADIE SE ENTEREWhere stories live. Discover now