Capítulo 7| Dylan está embarazada

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Muchos dicen que las fotografías son solo imágenes que captan momentos, me di cuenta que son más que eso. Con ellas puedes captar sensaciones y sentimientos que muy pocas personas logran descifrar o entender. Jamás pensé que una fotografía tomada en un momento de diversión ocasionara estos estragos, aún así estoy contenta de ello. Que ese recuerdo llegara a mi mente me desestabilizó por completo, como si un balde de agua fría cayera de repente. Mis padres lo entendieron y con calma me pidieron que les explicara qué había visto. Les narré sobre las cortas imágenes que todavía se reproducen en mi cabeza una y otra vez, como si rebobinaran una cinta. Mi madre y Daniel no pudieron evitar lagrimear mientras los demás sonreían con satisfacción. Si bien fue como un relámpago, eso basta para alegrarme y saber que sí podré recordar. Sirvió para darme esperanza.

—Arréglate, vamos a salir. —la puerta de mi habitación se abre, Nick asoma su cabeza pronunciando esas palabras dejándome descolocada. Guiña uno de sus azules ojos antes de abandonar el lugar.

Arrugo el entrecejo levantándome de la cama con pesadez. Se supone que vamos a salir, pero todavía tengo mis muletas y son incomodas. Abro la puerta dirigiendo mis pasos hasta la sala de estar donde encuentro a los chicos hablando entre ellos, vestidos de forma casual.

—No, Daniel, no puedes comer sandía en el cine —dice Will, zarandeando a su gemelo con rostro de fastidio. Este último se queja.

—No me retes, William. —achina los ojos en su dirección, señalándolo de forma amenazante.

— ¿Quieres apostar? —se entromete Ethan con una gran sonrisa en su rostro. Daniel se acerca a él extendiendo su mano. Ambos cierran el trato, puede notarse como se retan con la mirada. El gemelo se inclina para susurrarle algo al oído.

—Hecho.

—Ahora ingéniatelas para llevar media sandía al cine y que te dejen entrar —afirma Evan, recostando su espalda en el sillón. Una sonrisa traviesa cruza por los labios del gemelo al fijar su mirada en mí.

—Dylan, Dylansita. Cosa hermosa, mi amor. ¿Tú me quieres? —revolotea sus pestañas con una tierna sonrisa en su rostro. Retrocedo un par de pasos con ayuda de mis muletas.

—No me metas en tus shows —lo señalo. Me niego rotundamente a cualquier cosa que pase por su retorcida cabeza.

No puedo creer que me convenciera, pero todo por ver a Ethan perdiendo lo apuesta, lo que hará será épico. Intento mantenerme firme, a la vez que Daniel hace el resto del trabajo.

— ¿Estás seguro de esto? —inquiero, observando mi reflejo mientras él rodea con cinta adhesiva mi abdomen.

Se le ha ocurrido la magnífica idea de llevar una sandía al cine, ya que es su fruta favorita. Sin embargo, en ese tipo de lugares no está permitido ingresar alimento que no sean los suyos, cosa que creo es injusta. La sandia redonda que trajo podemos ocultarla con facilidad en mi vientre, de tal forma que fingiré estar en gestación. No logro comprender si Daniel es el demente por idear tremendo plan por no pagar las altas tarifas del cine, o yo por aceptar. La parte roja de la fruta choca con mi abdomen dejando la parte verde y dura hacia el frente. El chico sigue enrollando mi vientre con la cinta transparente para mantener fija la media sandía. Una vez que esta se encuentra firme me posiciono de perfil bajando mi suéter de lana azul.

—Pues parece real —admito, posando una mano en mi falsísimo vientre. Observo como asiente a través del espejo.

He decidido usar un shorts negros junto con mis converse del mismo tono que el suéter. Estoy segura que me arrepentiré de llevar estas mangas debido a que estamos entrando en verano, pero todo sea por ver a Ethan cumpliendo la apuesta. Acomodo mi cabello viendo como Daniel abandona de la habitación con intenciones de llamar a los chicos. Cabe recalcar que ellos no están al tanto de esto.

Por segunda primera vez [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora