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Más que sonrojado estaba el delicado rostro de JungKook. Sus pequitas casi eran camufladas por aquél color rojizo en sus mejillas.
—N-no creo que e-esté bien hacer esto aquí, papi... —Susurró el más pequeño, cerrando sus ojitos al sentir la mano derecha del mayor colarse por debajo de la pequeña falda del uniforme, mientras que la otra acariciaba su muslo descubierto.
Se encontraba sentado en el escritorio de su profesor preferido, mientras éste recorría su cuello con su lengua y dientes.
—No puedo resistirme a tí, Kitten. —Musitó sobre la piel del cuello ajeno, haciendo que un escalofrío lo recorriera de pies a cabeza.
Movió la mano que estaba en su nalga y la llevó a la parte delantera, acariciando lentamente el pequeño bulto que se formaba en sus lindas braguitas.
Sonrió satisfecho, ya que le encantaba que reaccionara así a sus caricias.
—P-papi... Q-quiero que me marque —Dijo en un tono bastante bajo, abriendo sus piernas para él y aflojando la corbata de Taehyung.
