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Todos ya se habían ido del instituto.
Viernes por la tarde, obviamente todos estaban más que emocionados por irse, ya que lo más probable es que saldrían a algún bar con amigos, o de vacaciones con la familia.
En cambio, el pequeño JungKookie estaba en la escuela aún, encerrado en su salón, con la cabeza entre manos.
Gruñó tiernamente, frotando su carita.
—¡Ejercicio tonto! —Se quejó como un niño pequeño, totalmente frustrado con aquellas cosas raras que le enviaba su profesor para practicar.
Y es que, aunque sea un alumno de diez, no había nada que le costara más que física.
Levantó su cabeza cuando escuchó la puerta abrirse.
—Oh, Jeon... No esperaba encontrarle aquí. —Susurró, mirándolo y dirigiéndose al escritorio, suspirando pesadamente.
—Mhn, profesor. —Murmuró apenado. Nunca entendía sus ejercicios, y comenzaba a avergonzarle preguntarle algo a él, principalmente por las miradas que le lanzaba.
Soltó una suave risa al ver aquel ceño fruncido y su cabello totalmente revuelto.
—Aún no entiende lo que expliqué esta semana, ¿cierto? —Negó suavemente.
—N-no... —Bajó la mirada. Le ponía triste, porque siempre era lo mismo, y temía que el mayor pensara que era un mal profesor.
Se acercó a pasos lentos, negando suavemente.
—Si no apruebas el proximo examen... Tendrás que venir a la escuela de verano —Suspiró, mirándolo.
—¡Por favor, no! —Exclamó, asustado. Se levantó rápidamente y se acercó. —Por favor, expliqueme sólo una vez más... ¡Prometo esforzarme! —Parpadeó como solía hacerlo cuando quería algo, y puso sus manitas a los lados, tomando su pequeña falda entre estas.
—No puedo seguir explicándole, Jeon... —Suspiró —Lo he explicado cinco veces en clases por usted. No creo que no lo entienda —Negó.
—D-debe haber algo que pueda hacer para aprobarla, ¡por favor!
El mayor lo miró de arriba a abajo, suspirando. —Hay algo. —Susurró, acercándose un poco más disminuyendo el poco espacio que había, y lo tomó de la cintura. —Llámame “papi” —Dijo cerca de su odio.
