Capitulo 24

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Amanece en Corea y hoy no puedo decir que amanecí muy bien, pues mi amiga me levantó apenas salió el sol para salir en busca del mejor vestido para la fiesta de año nuevo. Se preocupa más de mi tenida, de ese día, que de la suya. Hemos caminado por todo Seúl y solo son las nueve de la mañana. Mis ojeras casi tocan el suelo y mis pies no dan más de tanto caminar con estos horribles tacones. Ji Hae me lleva casi volando de la mano detrás de ella. Me prueba un vestido, otro y otro pero ninguno me gusta realmente.

-Unnie, no te preocupes tanto, puedo hacerme la enferma-le sugerí.

-Ni lo pienses-me miró con ojos asesinos-Así te lleve a rastras, vas a esa fiesta-me advirtió sin cambiar la mirada.

-Está bien-obedecí con mis ojos aterrorizados.

Continuamos la travesía de conseguir el vestido más único del mundo, hasta que por fin encontré el indicado; Era un color rojo tierra, muy elegante, me hacía lucir realmente como una estrella de cine.

-¡Es perfecto!-Gritó Ji Hae aplaudiendo-¿está seguro que es el único diseño?-mirando a la modista, nuevamente, con ojos asesinos.

-Si señorita-con rostro de terror.

-Si llego a ver uno parecido a este, yo…

-¡Unnie!-grité calmándola-Es el único-aseguré.

-Está bien-poniendo rostro inocente.

Miré a la modista y me disculpé con la mirada, la cual aceptó amablemente.

Salimos de la casa de modas con nuestra nueva y única adquisición.

-No entiendo por qué teníamos que salir tan temprano y sin vehículo-reclamé.

-Es más fácil recorrer todo si vas a pie-comenzó a explicar-además ya se acerca navidad y la gente busca ropa elegante para esa noche con la familia, si hubiésemos venido más tarde, te aseguro que ese vestido ya no estaba-me advirtió.

-No creo que sea tan así-reclamé.

-Créeme que si-concluyó.

Continuamos la tortura de elegir tacones. Yo rápidamente encontré unos que eran del mismo color de mi vestido pero Ji Hae, y su manía por innovar, buscaba los más originales que pudiera. Les agradecí a todos los santos que pudieran existir cuando oí a Ji Hae conforme con un par. Realmente moría de sueño y de hambre; mataré a Ji Hae. De pronto en medio de la multitud un mareo muy fuerte vino a mí y me dejó un poco aturdida sentada en el suelo ante la mirada espantada de algunos transeúntes que me brindaban ayuda y mi amiga que había corrido a buscar un refresco

-Unnie, toma-dijo Ji Hae muy alterada.

-Tranquila, solo fue un mareo-dije reincorporándome con ayuda de un señor al cual le agradecí amablemente con una reverencia.

-Unnie, me estás preocupando-replicó Ji Hae casi llorando.

-No te preocupes, es solo estrés-mentí-¿O no ves que preocupadas hemos estado estos días?-convenciéndola.

-Sí, tienes razón, te compensaré-con un puchero.

-Me conformo con un descanso, algo de comida y un helado-respondí ante su oferta.

-A la orden-yendo lejos de mí.

Mientras, yo me ubiqué en uno de los bancos del borde de la calle. Pasaron unos minutos antes que volviera a ver a mi acompañante.

-Ya estoy aquí-me dijo acercándome un café.

-¡Que rico!-dije alegre, sorbiendo un poco-Está amargo-arrugando toda la cara.

Magia de un amor fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora