10 - Parte 1

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Jungkook flotó para asegurarse de ser sigiloso para lo que estaba por hacer. Pretendió atravesar la puerta de forma intangible, pero por algún motivo no lo logró. Eso debió ser su primera advertencia de que algo muy extraño había en esa habitación. Tomó el pomo asegurándose que no hubieran moros en la costa y entró rápidamente. Era un lugar sumamente sombrío y lo supo al instante, cuando volvió a tener la sensación de que el aire le faltaba. Dió unas profundas bocanadas apoyado en la puerta hasta que afortunadamente se recuperó por completo.

Comenzó a husmear y mas temprano que tarde se dió cuenta que esa era la guarida de la abuela de Yoongi... Y también presintió que no debía estar ahí. Iba a salir, juraba que quería hacerlo, pero el lugar ejercía una inexplicable presión sobre él. Quería irse, pero sus pies fueron hacia donde la funda de la varita había quedado abandonada.

«Magia...»

Jungkook se asustó. Juraba haber oído algo en su cabeza. ¿Era la habitación? Por supuesto que lo era. Taehyung se lo había dicho y es que la energia negativa podía corromperlo, era solo un pequeño fantasma. Debía irse, quería irse, pero siguió inmovil hasta volver a trasladarse con pasos dubitativos, como un muñeco al que le habían dado cuerda. Miró los muebles, repletos de frascos. Frascos para recetas nada buenas, estaba seguro.

«Ellos te harán desaparecer...»

Otra vez lo sintió. Esta vez lo sintió hasta los huesos. Era como una voz exigiéndole, obligándolo, pero... ¿A qué?

«Puedo sentir tu dolor...»

Recordó a Taehyung, pero en ese momento su imagen se le antojó molesta. Definitivamente algo en esa habitación lo estaba descolocando. ¡Jungkook no era malo!

«Vas a dejar de existir, serán felices sin ti...»

Era cierto. Jungkook desaparecería y ¿Ellos qué? Fácil. Lo dejarían atras como un recuerdo. Jimin con Yoongi, Taehyung con Hoseok y el pobre fantasmita olvidado en un rincón. Vamos, ¿Realmente eran sus amigos?

«No dejes que se deshagan de ti...»

- Tu debes deshacerte de ellos... - pensó en voz alta, asustandose de si mismo mientras sacudía su cabeza. Eso estaba mal, ¡Muy mal! ¿En qué estaba pensando?

Era ese lugar, era su casa, era su padre y la abuela de Yoongi, era su culpa pero Jungkook no era malvado, definitivamente no lo era.

Finalmente retomó el control sobre sus pasos y corrió. Corrió los pocos pasos que lo separaban de la puerta y salió con tanta fuerza que cayó de pecho al suelo haciendo un ruido seco y un quejido ahogado. Y comenzó a llorar como nunca lo había hecho, ni en vida ni despues de ella.

Lloró con sollozos fuertes como un pequeño niño, hecho un bollo contra la pared hasta que unos brazos cálidos lo envolvieron para reconfortarlo.

- Jungkook, todo esta bien - murmuró Yoongi cuando el fantasma se aferró a él lloriqueando. «¿Sabías que los fantasmas pueden llorar?» recordó las palabras de Taehyung, y si que lo hacían, pero sus lagrimas no mojaban.

Vió la puerta del lugar abierta y supo exactamente lo que había ocurrido. Sintió mucha pena por él.

- No eres malo, Jungkook. Eres un buen niño que sufrió demasiado - lo consoló lo mejor que pudo mientras el chico finalmente se estaba calmando.

- Tengo mucho miedo, Yoongi... - dijo sin sacar su rostro de su hombro - No quiero hacerle daño a nadie...

- Y no lo harás - le aseguró -. Este es un lugar digno de tenerle miedo, pero mientras recuerdes quien eres nada malo ocurrirá. Lo prometo.

Spiritual Adviser || BTSWhere stories live. Discover now