–¿Esa cosa...? ¿Te refieres al kanima?

Ahora me estaba cuestionando cuánto sabía realmente esta chica. Ella asintió una vez.

–No sé qué quieres decir con controlando. No tenemos idea de por qué hace lo que hace.

Se agachó para tomar su cuchillo, sin despegar su mirada de la mía. –No te creo.

–Oh, perfecto. No me crees. Sinceramente, no me importa, cariño. ¿Por qué te diría algo? No sé cuáles son tus intenciones.

Su rostro no se inmutó. –Mi intención es evitar que criaturas como tú asesinen inocentes. Esa cosa lo hace, y ustedes lo protegen. ¿Por qué lo hacen, si no lo están controlando?

–¡Porque no sabe lo que hace! Admito que no sea exactamente mi amigo, pero él también es inocente. No sé de dónde sacas que alguien lo controla.

Mi repentina exclamación pareció alarmarla. –Te advierto, no pierdas el control, o me encargaré de ti. Continúo sin comprender por qué lo protegen. Ya ha matado gente, y no lo han detenido. Es mejor prescindir de su vida, que la de muchos otros.

Cerré mis ojos unos momentos, frotando mi frente. –Oh dios mío, hablas como Derek. Escucha, ya estamos lidiando con muchos problemas. Si sabes algo sobre el kanima, y quieres ayudar a los inocentes, tu apoyo está más que bienvenido. Siempre y cuando desistas en matarme a mí, claro está...

La tomé por sorpresa otra vez. Parecía fuera de juego, como si mis palabras no tuvieran nada de sentido. –No trabajo con criaturas como tú.

Alcé una ceja. –¿Criaturas como yo? Mira, nunca he matado a nadie. Cada minuto que pasa me recuerdo que debo controlarme. Y por como lo veo, tenemos el mismo fin; evitar que personas que no lo merecen salgan heridas. Así que no me insultes.

A lo lejos, de un momento a otro, se oyeron un coro de sirenas de policía. Ella se alejó de inmediato de mí, guardando su arma y su cuchillo. –No lo has hecho, todavía. Pero lo harás.

Me examinó de arriba abajo. Algo me dijo que no estaba segura de sus propias palabras. Se acercó a mí otra vez, aproximando su rostro al mío con una expresión mortífera. –No le digas a nadie de mi existencia. Si lo haces, me enteraré. Y la consecuencia no va a agradarte.

Dicho eso, se alejó corriendo. Como la última vez, las sirenas de la policía me habían salvado. No sabía por qué, pero lo encontraba increíblemente irónico. Después de pensarlo medio segundo, salí corriendo por donde se había ido, pero en cuanto llegué al final del callejón, no vi nada más que niebla, y el vaho de mi propia respiración. Había desaparecido con facilidad.

Me permití respirar con cierto alivio, antes de regresar hacia la entrada trasera del bar, y cerrar la puerta. El picaporte seguía roto, pero al menos se mantenía cerrada. Lo que me había dicho la desconocida rondaba mi mente. Ahora estaba segura de que era una cazadora, pero no parecía ser una Argent. Después de todo, Allison nos hubiera advertido de alguna pariente lejana.

Sacudí mi cabeza, diciéndome que pensaría en ello después, y seguí el sonido de las sirenas.

>>><<<

Mis manos todavía temblaban cuando llegué a ver qué demonios sucedía en la salida del bar. Al observar todas las patrullas de policía y las ambulancias comenzando a irse, saqué apresuradamente mi móvil del bolsillo de mi falda. Estuve a punto de buscar el número de Stiles, cuando éste comenzó a vibrar, y una fotografía nuestra apareció en la pantalla.

–Hey –Mi voz salió en un jadeo. No había notado que estaba agitada—, ¿Dónde están?

¿Nosotros? ¿Dónde estás tú? ¡Te hemos buscado por casi diez minutos!

outlasted spirit ⋄ stiles stilinski // 2Where stories live. Discover now