10.

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— No sé que hiciste pero eres el mejor.

— Lo sé, lo sé.

Que Jin haya logrado sacarme del trabajo era un milagro, no sé como lo hizo, pero salvó mi vida y mi día. — Pero esta vez no va a salirte gratis. — dijo haciéndome una zancadilla para que detuviera mi paso.

— ¿Qué quieres? Si es dinero sabes que no tengo ni un mald-

— No es dinero. — soltó un suspiro. El pedido de Jin me aterraba, conociéndolo, de seguro me pedía que fuera su mucama personal o masajista. Ya estaba preparándome para lo peor. — Quiero que vayamos al cine, solos.

Abrí mis ojos sorprendida. Mi subconsciente me estaba haciendo una mala jugada, ¿me está pidiendo una cita? Rápidamente volví a la razón y me di cuenta de que eso era imposible. ¿Por qué una persona como Kim Seok Jin, el hombre más apuesto que conozco, le pediría una cita a una chica que se ha tirado pedos y eructos frente a él? — Pero eso puedes pedírmelo cuando quieras. — respondí con una sonrisa — ¿cuándo quieres ir?

— Paso por ti a las siete. — dijo despidiéndose con su mano y subiéndose a su vehículo. — Te dejo la tarde libre. — cerró la puerta y encendió el motor para luego irse sin dejarme decir ni una palabra.


***


— Mierda me dormí. — 30 minutos para las siete y yo estaba recién despertando de mi quinto sueño. — Jin va a matarme. — corrí rápidamente hasta el baño para no helarme de frío, me quité la ropa y entre a la enorme bañera de agua caliente. Algún día voy a terminar enferma de tantos cambios de ambientes.
Pensar en que Jin me haya pedido ver una película en el cine me resultaba extraño, él es el tipo de persona que invade mi casa cuando se le antoja y hace lo que quiera. No es algo que me moleste, ya estoy acostumbrada a su presencia; pero el simple hecho de que lo haya pedido como recompensa me provocaba mis dudas.
Mirar el reloj de mi celular fue lo peor que pude haber hecho. Y es por esto que no les recomiendo pensar en cosas mientras se está en la bañera; cuando te des cuenta del tiempo que ha pasado, querrás arrancarte cada cabello, uno por uno.
A veces me sorprende mi capacidad femenina, usar el secador mientras luchas para subirte un pantalón sin manos, no es nada fácil. Menos de diez minutos quedaban para que Jin estuviera fuera de mi apartamento, insistiendo con su bocina y alertando a todo el barrio.
Me vestí como pude, me pase un poco de rubor en las mejillas y cuando el reloj cambio a las siete en punto, ni un minuto más y ni un minuto menos, ya pude sentir la insoportable bocina del coche.
Me calcé lo más rápido que pude, y troté hasta la escalera. ¡Mierda mi bolsa! Volví corriendo a por ella, si dejaba que Jin pagará todo más tarde iba a sentirme culpable. Al salir tan rápido como podía me choqué fuertemente contra algo de contextura delgada.

— ¿Qué mierda te pasa? — y justo en el peor momento tenía que encontrármelo.

— Lo siento y adiós. — tomé mi bolso, me puse de pie y apresuré mi paso. O eso traté. — ¿Puedes soltarme? Tengo prisa. — el único suéter más decente que podía tener estaba siendo estirado a más no poder.

— ¿A dónde vas?

— No te incumbe.

Vi como asomó su rostro al barandal y miro hacia abajo. — ¿Es Jin?

Asentí e hice una maniobra para lograr liberar mi suéter de un posible estiramiento. — Adiós. — por fin estaba bajando las escaleras sin ninguna interrupción. Corrí hasta el coche y me subí en el asiento del acompañante para luego quedarme tiesa y en silencio como si nada hubiera pasado.

Neighbors  ☾ YoongiWhere stories live. Discover now