Dentro de mí, le agradecí con el corazón.

—Solo pasaba a felicitarlas por el proyecto. Rikan me contó que será un trabajo compartido, por lo que necesito los mismos documentos para ti... ¿Sandy?

—Aly —corrigió ella con el rubor adornándole el rostro—, y no hay problema. Podemos conseguir esos documentos.

La mirada de ella se posó sobre el suelo marmoleado. Ella siempre odió esos mosaicos y evitaba a toda costa mirarlos fijo. Al parecer, aquella era una ocasión especial. No la culpaba, yo me sentía igual de avergonzada.

Simón carraspeó logrando que ambas despegáramos la vista de los mosaicos y nos volviéramos a él.

—Bueno, tenemos mucho trabajo en la cocina —anunció, colocando la pileta de platos sucios sobre el lavatrastos, intentando salvarnos.

Sí, nosotros lavábamos los trastos sucios. Era parte de nuestras tareas de becarios. Aquello, sin duda, sería vergonzoso para mi familia. Si mis padres supieran que estaban pagando la colegiatura de una de las mejores universidades del país para que su hija (desempleada) trabajara lavando platos... ¡Qué escándalo! La tía Maddie no dejaría de hablar de eso en todo el mes, pensándolo bien, creo que no dejaría de hablar de eso jamás; si pudiera, leería mi fracaso en su discurso sobre mi lápida, sería su mantra.

Además, limpiar mis utensilios no era tan malo, yo disfrutaba en secreto de esos minutos de paz.

—¿Ustedes... lavan... esto? —repelió Killian, señalando la enorme pileta de trastos.

Levanté la barbilla a la defensiva.

Bien, quizás no era el mejor trabajo del mundo, pero tampoco estaba tan mal. Además, era bastante divertido cuando los profesionales estaban en su cocina y ese pequeño paraíso solo nos pertenecía a Aly, Lizzy, Simón, Spotify y a mí, por supuesto.

—Es parte de nuestro trabajo.

—Ok Claire, admito que no sé mucho sobre cocina, pero casi puedo jurar que limpiar platos no va con la licenciatura —aseguró haciendo una mueca.

—Lo hace en la cocina de Rikan —informé—. Y no es todo lo que hacemos, también vamos a encargarnos de la planificación de la fiesta de aniversario.

¡Toma eso Collingwood! Toda la magia detrás de aquella fiesta seria por nuestras manos...

Está bien, solo una pequeña parte de ella, Rikan ni muerto iba a dejarnos el control de una cosa como aquella, pero eso Killian no tenía que saberlo... A menos que fuera un fracaso, entonces le diría que era una culpa compartida.

—¿Qué no se supone que ustedes asistan a esa fiesta de aniversario? —Arqueó una ceja.

A Simón se le escapó un resoplido.

Le lancé a mi mejor amigo una mirada acusadora y me volví a Killian con la mayor indiferencia que pude reclutar en esos tres segundos.

—Preferimos quedarnos en la cocina. Nunca se sabe cuándo se puede aprender algo nuevo.

Bien, ahí lo tenía. No estaba hablando con una posesa tonta, sino con una mujer profesional y responsable. Eso que me moría por ir a esa condenada fiesta de aniversario, pero ni mil rabietas habrían logrado sacarle a Rikan la imagen de los becarios incendiando el podium.

—Según entiendo, a la fiesta están invitados todos los trabajadores, incluyendo a los becarios.

—Por supuesto que lo están —espetó Simón, carente de filtro—, necesitan a alguien que les sirva las bebidas.

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Claire desea ser una chef mundialmente reconocida, pero Killian Colli...
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