Luego ella le siguió.

—Bueno, al menos conservamos nuestros trabajos —consolé.

—Por ahora —recordó Aly.

—¡Hey! Alégrense, el proyecto vio la luz —animó Lizzy acercándose con cautela,

Bien, al menos algo bueno salió de todo aquello. Si no se tenía en cuenta que aquella fue la causa del problema, la perspectiva era mucho mejor.

—Tranquilas, si el proyecto funciona tendrán el trabajo seguro —aseguró Simón.

—¿Pero si falla?

Sí, así es, no confiaba en mí misma y menos cuando el empleo de mi amiga dependía de eso.

—Pues... Probablemente hayan perdido la oportunidad de usar el nombre de Rikan y este restaurante en su currículum —admitió con pesar—. Pero creo que el proyecto es bueno, tiene posibilidades, deberían de estar felices, no cualquier becario logra llevar su proyecto a la práctica antes de titularse.

Después de procesarlo mejor, llegue a la conclusión de que tenía razón. Mi proyecto iba a ser utilizado por una de las cadenas de hoteles más grandes del mundo. Y no solo eso, Rikan Fitzgerald iba a supervisarlo.

¡Mi proyecto!

****

La mejor forma de celebrar en la cocina de los becarios era preparando una buena tarta de crema de cereza, eso y una dosis musical siempre podían levantarnos el ánimo.

I'm in love with the shape of you

We push and pull like a magnet do

Although my heart is falling too

I'm in love with your body

And last night you were in my room

And now my bedsheets smell like you

Every day discovering something brand new

I'm in love with your body

Oh-I-oh-I-oh-I-oh-I

I'm in love with your body —canté revolviendo la crema con el jugo de cereza y, ¿por qué no? Llevándome de paso una cereza a la boca.

De pronto, un carraspeo nos sacó de nuestra zona de paz.

Al girar y descubrir la expresión horrorizada de Simón junto a la expresión divertida en el rostro de Killian, mi equilibrio falló, llevándome a caer de sentón con el cazo de crema.

El grito que se me escapó al caer, no me hizo sentir ni un poco orgullosa.

Aly, por otro lado, se limitó a sostenerse con fuerza del horno para no ir a dar al piso como yo. Ella sí tenía reflejos.

Pronto, una mano se extendió frente a mí y la expresión divertida de Killian Collingwood me dio la bienvenida. Me miraba expectante.

Acepté su mano como impulso para ponerme de pie, levantando conmigo los pocos retazos de dignidad que todavía conservaba después de aquel baile.

—¡¿Qué haces aquí?! —me chilló la voz.

Killian seguía mirándome con diversión y Simón apagó la grabadora cuando «Nancy Mulligan» comenzó a sonar.

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Claire desea ser una chef mundialmente reconocida, pero Killian Colli...
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