Capítulo 1

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"¿Qué es esa criatura?" –los dos elflings observaban con los ojos como platos a la criatura que estaba ovillada en la base del gran árbol. Una cadena le ataba la muñeca derecha a las ramas.

El príncipe Legolas, heredero del Bosque Negro, sonrió, divertido, al ver su asombro.

"Eso, niños, es la criatura Gollum."

"¡¿Gollum?!" –gritaron Cash y Dash, los nietos de lord Cayel. Uno de ellos se acercó para ver de cerca al feo ser que los observaba con desconfianza.

"¿Es esta la criatura de la ciénaga? –preguntó Dash, asombrado-. ¡Guau! ¡Apesta!"

"Sí, ¡huele como tu vieja almohada favorita!" –dijo luego Cash, haciendo que su primo le lanzara una mirada asesina.

El príncipe se rio. Los elflings eran demasiado. Siempre estaban molestándose, pero no podían vivir sin el otro. Si no lo supiera diría que eran gemelos. Legolas volvió a reírse al recordar a sus mejores amigos, los gemelos de Rivendel y su hermano humano, Aragorn. Los echaba mucho de menos tras varios meses sin verlos, pero al menos Aragorn había pasado por el Bosque Negro el día anterior para dejar a Gollum al cuidado de Legolas hasta que volviera a buscarlo.

"Me ha surgido otra cosa –le había dicho antes de irse la misma tarde de su llegada-. Nos reunimos con Gandalf después de encontrar a Gollum cerca del Valle de la Muerte, pero parecía preocupado por algo, así que hemos aplazado el interrogatorio."

El montaraz parecía muy cansado, pero su misión no había acabado.

"Gandalf tenía prisa por llegar a Hobbiton por razones desconocidas. Le dijo a Ell y Ro que enviaran un mensaje urgente a Lothlorien y me ordenó que esperara por él y su 'pequeño amigo' en la aldea de Bree –al ver que Legolas alzaba las cejas, Aragorn alzó una mano de inmediato-. No preguntes porque yo tampoco conozco las razones, pero creo que tiene algo que ver con un hobbit... y el Anillo Único."

Legolas se tensó.

"¿El Anillo Único? -¡Por los Valar! ¡Tenía razón! Ahora las noches que llevaba sin dormir cobraban sentido. Se sentía intranquilo, como si algo oscuro estuviera a punto de abatirse sobre ellos-. ¿Y qué pasa con él?"

"Ni idea –Aragorn suspiró-. Pero no me sorprendería que haya sido hallado. Se dice que vuelve a haber actividad en el Monte del Destino."

Ambos amigos sabían lo que eso significaba y se miraron en silencio. Ya nada volvería a ser igual.

"¡Pues eso es todo! –Aragorn palmeó el hombro de Legolas-. Debería irme ya. Como no puedo llevarme a Gollum conmigo lo dejaré bajo tu custodia hasta que vuelva."

Legolas se quedó perplejo.

"¿Ya? ¿Te vas tan pronto? ¡Pero acabas de llegar! ¿No puedes pasar la noche aquí e irte mañana?"

"No puedo darme ese gusto, amigo. Es un asunto muy urgente. Nunca había visto a Gandalf tan distraído –entonces Aragorn empezó a andar hacia su caballo-. Dale recuerdos a tu padre de mi parte. Y una cosa más..."

"¿Sí?"

"Puede que Gollum parezca tranquilo, pero puede llegar a ser muy perverso, así que no lo desencadenes. Podría herir a alguien y huir. Es fuerte, créeme" –con una mueca, Aragorn se frotó el hombro izquierdo en el que había recibido un golpe de la criatura.

Llevaba arrastrando a Gollum varios días, varios cientos de leguas y se notaba que estaba exhausto. Incluso alguna vez había deseado matar a la criatura, furioso por sus incesantes quejas e intentos de huida.

ConfianzaWhere stories live. Discover now