Como es tradición en su pueblo, Charleen debe contraer matrimonio al cumplir los dieciocho años, sin embargo, no piensa aceptar esta obligación sin antes haber vivido una gran aventura y escrito en libros sobre ella. Es así que convence a un guerrer...
Gael le agradeció sinceramente con un gesto y se alejó con la niña, para anunciarle a la guerrera a cargo en ausencia de Kari, que iba a tomarla como su discípula.
—Creí que ibas a elegirla —le dijo Charleen apareciendo a su lado.
—Lo consideré. Pero ya tengo suficiente con una mocosa por el momento. —Le acarició la cabeza con algo de torpeza—. Además sabes que no soy bueno con la magia, solo la perjudicaría, ella necesita alguien que potencie ese talento que tiene. Elegiré un discípulo cuando haya alguien a quien realmente pueda convertir en un guerrero fuerte. O al primer hijo que tengamos, a ellos puedo moldearlos a mi antojo desde pequeños. —Ignorando la mirada reprobatoria de Charleen, volvió a escrudiñar el lugar y se acercó hacia Sahori. Lo que en ese momento le preocupaba era la ausencia de Liaw y Kari. Era posible que Liaw estuviese teniendo sexo con una humana en algún lugar de la ciudad, pero tenía un mal presentimiento respecto a Kari.
— ¿Dónde está Kari? —le preguntó dando por supuesto que Sahori lo sabía.
—No lo sé —respondió con tono grave. También se lo había estado preguntando—. No he sabido de ella en días. Y qué hay de Liaw...
—Liaw está aquí, no me extrañen —la interrumpió haciendo acto de presencia.
— ¿Dónde estabas? Creí que ibas a elegir un discípulo —le reclamó Ethan.
Sahori se retiró pensativa, dejando a sus hijos hablando.
—Sí, pero creo que tienes razón, no estoy listo y tal vez sea mejor esperar a tener hijos propios, no quiero perder a un niño ajeno, si se me muere o algo en el camino tendré problemas —explicó calmado.
—Lo que pasa es que debiste estarte revolcando con una humana y se te fue la hora —le reprochó.
—Pues, la verdad... sí, algo así sucedió —consideró, recordando los motivos de su ausencia. Al menos había llegado a tiempo para los últimos acontecimientos de la noche. Después de comer y un descanso. Los jóvenes guerreros que se sintieran preparados, retarían a algún miembro de la Legión por su puesto.
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Sahori no necesitó correr para alcanzar a Freya. La Vade del templo ya sabía que su ex discípula la buscaría para interrogarla.
—¿Dónde está Kari? —Se apoyó junto a ella en el barandal de un balcón, viendo hacia el jardín interno del edificio.
—En el templo. Está cautiva.
— ¿Por qué?
—Traición. Tu querida espía no sólo robaba predicciones para ti. Un grupo de guerreros de Roheline la capturó cerca al desierto de Senhoma, llevaba consigo predicciones para Valia. Es ella quien le estuvo informando todo este tiempo.
—No lo creo —aseguró, sin alterar el tono de voz—. La Legión es quien debe decidir tomar o no prisioneros y asegurarse de que Kari realmente le estuvo llevando todas esas predicciones a Valia.
