—Ella no irá contigo a ningún lado. —Ethan no la dejó responder. Apoyado en un brazo con desgana y sin mirar a su compañero de cabello plateado, jaló a su pareja más hacia él.

—Luego hablamos —le susurró Gael a Charleen, guiñándole un ojo.

Ethan atisbó a sus costados mientras un grupo de catorce niños y seis niñas se alistaban nerviosos para los combates. Ni Liaw ni Kari estaban ahí. A diferencia de Liaw, Kari sí tenía un sentido de responsabilidad y nunca faltaba, menos porque su hija mayor estaba presente para la prueba. Y Liaw parecía bastante entusiasmado con la idea de elegir un discípulo el día anterior. Ethan estaba casi seguro que a último momento su hermano cambiaría de opinión, pero no veía motivo para faltar.

Una sombra se creó en los palcos intensificando la atención en el centro. Antes los niños habían sido sometidos a pruebas en las que habían comprobado su estado físico; ahora tendrían una competencia. Lucharían cada uno con tres contrincantes haciendo uso de todas sus habilidades mágicas, de combate cuerpo a cuerpo y de armas.

Charleen emocionada estaba al borde del asiento. Esos niños, siendo tan pequeños, poseían una habilidad impresionante. El más débil de ellos habría sido capaz de vencer en combate a un experimentado soldado humano. Al mismo tiempo se podía notar las diferencias de habilidades entre cada niño. Los varones preferían el combate con armas, mientras que las niñas suplían su desventaja física con increíbles hechizo de ataque y defensa. Un par de niñas optaban más por aprovechar el agua y tierra del escenario, mientras otras se valían de hechizos de luz, con ondas similares a las que Kari había usado en su pelea contra Ethan y Liaw.

Los combates no buscaban ganadores, servían de ejercicios para los pequeños y para que demostraran su habilidad. Tres niños destacaban sobre el resto: Bri, una niña de Ithia; Yago, un niño de Roheline y Maya, la hija de Kari y Drake.

Finalizados los combates, con la gente dispersándose y los guerreros yendo a hablar con los padres de los niños que habían elegido como discípulo, Ethan se levantó en silencio y buscó a Maya. La pequeña parecía desconcertada, yendo de un lugar al otro.

—Maya —la llamó Ethan con seriedad. La niña le fijó la mirada con esos ojos plateados idénticos a los de su padre. Ethan sintió un puñado de nostalgia al verla. Le recordaba mucho a Drake, tenía la misma mirada penetrante y el mismo carácter tranquilo y cálido—. Dónde está tu madre —le preguntó después de un segundo de silencio.

—No sé. —Sonó algo preocupada—. La estaba buscando. No la veo desde hace meses, se supone que la vería hoy.

—Tal vez está en alguna misión —consideró sin estar convencido en absoluto. La niña bajaba la mirada, intentando ocultar con su orgullo de guerrera que se encontraba triste por la ausencia de su madre—. ¿Algún guerrero ya te ha elegido?

—No, algunos querían hablar con mi madre, pero como no la encuentro... —encogió los hombros.

Charleen escuchaba un tanto alejada. Durante las pruebas, Ethan había parecido algo entusiasmado con las habilidades de la niña.

—Lo hiciste excelente Maya —Gael intervino posando una mano en el hombro de la pequeña —. Eres tan buena con la espada como tu padre, y tu madre te enseñó realmente bien la magia de defensa. Creo que tienes un buen futuro como sildo. Necesitarás un maestro que sepa de magia.

Maya agradeció el cumplido con entusiasmo. Recibir un comentario positivo por algún miembro de la Legión era excitante.

— ¿Vas a elegirla Ethan? —lo interrogó.

Ethan los observó un momento y luego habló.

—Tienes razón, Maya necesita un maestro que pueda elevar su nivel en la magia. Yo soy más de la espada. Creo que ella aprenderá más contigo.

El tesoro de Charleen (Foris #1)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें