Capítulo 14: "Kill the demon today, face the devil tomorrow."

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Mientras esperaba, me ubiqué junto a mi hija levantándole el nuevamente caído conejo de peluche; Hope había entrado en la etapa en la que dejaba caer objetos, para que alguien los recoja y así volver a tirarlos.

La espera no duró mucho. Antes de que la pava comenzase a silbar me puse de pie y de la alacena nuevamente tomé una taza mediana junto a un saquito de té negro.-Última oferta.-murmuré, aun con el brazo extendido en el estante de las piezas de porcelana.

-Paso.-Gia, la violinista, finalmente habló.

-Casi me olvidaba como sonaba tu voz.-comenté, dejando caer un chorrito de agua dentro de la mamadera; la leche en polvo no tardo en humedecerla y colocándole la tapa momentáneamente la agite, mezclando ambas cosas hasta que se fundieron como una.

De ser honesta, le debía una gran disculpa a la bebé vampiro; no había sido mi intención tratarla de la forma en que lo hice durante nuestra visita a la casa de Madame Josephine. El hervor del momento me había hecho decir cosas que de haber estado tranquila jamás diría. Gia no tenía la culpa de nada.

Hice una breve pasada por el refrigerador y ésta vez saqué una botella, luego coloqué todo encima de una bandeja. En cuanto deposité todo sobre la mesa, Hope perdió completamente interés en el peluche y comenzó a demandar su biberón; antes si quiera de dárselo, del primer cajón del modular que se hallaba a mis espaldas saqué un babero y se lo anudé al cuello.

-Aquí tienes.-apenas tuvo la botella entre sus manos, se llevó la tetina rápidamente a la boca. Ella ya dejado en claro que estaba lo suficientemente grande como para tomar por su cuenta.

-Ten.-había descartado completamente la taza de té y en lugar de ello lo reemplace por una botella de sangre; por su coloración debía ser fresca, perfectamente conservada en el frío. Del aparador saqué dos copas cortas y a ambas las llene dos cuartas partes de su totalidad. Gia observó su trago y luego de relajar los hombros lo aceptó. Antes de sentarme arrimé los bocaditos hojaldrados al centro de la mesa. Aquella era mi forma de pedir disculpas; si ella bebía era porque aprobaba el gesto.

Arrimé un segundo taburete a la barra mientras mantenía un ojo sobre Hope; con la salida de los dientes ella no se interesaba mucho por la leche, más bien se dedicaba a morder la boquilla de goma para aliviar el picor que le producía el cortar encías.

-Lamento decirte esto,-expresó Gia de pronto mientras se servía un poco más de sangre,-pero éste lugar apesta a lobos.-me llevé la copa a la boca y asentí lentamente. Debía retractarme, la dotación no era muy nueva, se notaba en la textura.

-Gran parte de la manada está aquí.-respondí.

Ambas permanecimos en silencio. Realmente no teníamos nada en común de lo que pudiésemos hablar, pero su presencia era mejor que la nada. Todos lo que estaban en la casa eran hombres, fielmente concentrados en sus tareas; los respetaba, pero aborrecía un poco tanta formalidad para dirigirse a mí. Tal vez lo que necesitaba era a alguien que fuese capaz de ser sí mismo sin la necesidad de verme como un superior.

-Te felicito.-murmuré, deslizando mi dedo alrededor de la circunferencia de la copa. Ella alzó la vista.-Me sorprendiste con tus dones.-Gia sonrió de lado. Fue una conversación precoz, producto de un pensamiento incómodo.

Bebí un poco más y rápidamente el tedioso silencio se hizo nuevamente presente.

Hope dejó caer el biberón a la mesa y luego rompió en llanto. Empujé el taburete hacia atrás, poniéndome de pie y acercándome a ella. Sin duda había perdido interés en su merienda.

-Tranquila, mi princesa.-la acuné entre mis brazos; había jugado por mucho tiempo con la tetina que ahora la comezón de sus encías era insoportable, podía sentirlo, tenía la boca afiebrada. Gia también se puso de pie y abrió la puerta del freezer.

Things We Lost In The Fire 🔥 (LIBROS 3&4 - TO) ✔Where stories live. Discover now