Capítulo 17 "The easiest things turn out to be the most difficult"

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El día amaneció despejado. El sol brillaba tenuemente sobre las tierras del pantano. Era una combinación perfecta para dormir todo el día, pero yo no podía. Tenía un gran revuelo en el estómago y no tenía ganas de enfrentar el día de ésta forma. Me gustaría seguir durmiendo pero...una arcada matutina me despabiló del todo.

Con una mano me cubrí los ojos mientras que intentaba parpadear para adaptarme a la luz; por alguna extraña razón me dolía mucho la cabeza y el mundo me daba vueltas. Suspiré y reprimí un bostezo mientras me peinaba el cabello con la punta de los dedos.

Traté de estirarme lo mejor que pude en el colchón y fue ahí cuando sentí olor a sangre. Por alguna otra razón sentí el miedo subiéndome desde lo más recóndito de mi cuerpo. Olfatee varias veces hasta que detecté el lugar de procedencia y no era nada más y nada menos que mis propios dedos. Con la luz de sol que ingresaba me dediqué a estudiarlos. El olor provenía de un patrón de sangre yo conocía muy bien: era mi sangre. Sangre con la que firmé el acuerdo de Paz que Elijah tanto anhelaba El alivio era increíble; había llegado a pensar lo peor.

Volví a suspirar y dejé caer las manos sobre el colchón mientras me frotaba la frente. Sabía muy bien los riesgos de ver sangre durante un embarazo y me alegraba saber que esas manchas no provenían de entre mis piernas.

Colocando mis palmas sobre el colchón me impulsé hacia arriba, descansando todo mi peso sobre las puntas de mis dedos. Hasta ese momento no me había dado cuenta de que las sabanas estaban tiradas en el suelo y la almohada al otro lado de la cama. Sin duda había pasado una mala noche.

Sosteniéndome de uno de los postes logré ponerme de pie; al estirarme la espalda me crujió y me di cuenta lo mal, terriblemente mal que había dormido. Cualquiera que entrase a mi habitación pensaría que habría pasado un tornado, pero no, era sólo yo y mis malas posturas.

Una vez que me puse en movimiento comencé a recoger todo lo que estaba en el suelo. Tendría que revisar cuanta ropa había traído conmigo porque a simple vista parecía tener toda una tienda de moda desperdigada por la habitación. Me dolía la espalda cada vez que me agachaba y el vientre me rozaba las rodillas lo que hacía que mis movimientos fueran lentos y algo torpes. Una vez que logré separar la ropa limpia de la sucia opté por volver a acostarme y descansar el cuerpo antes de enfrentarme al día.

A medida que el sol iba usurpando la habitación las figuras del exterior se proyectaban en los escasos muebles de la habitación; pero lo que me llamó la atención fueron las sombras que se reflejaban en las paredes. Al principio pensé que eran ramas, pero era el doble, el triple de anchas. Me reincorporé apenas apoyando todo mi peso sobre mis codos y aguardé. Tal vez sólo fuese mi imaginación o el estrés ocupando mi mente. Pero no. Las sombras se movían como fantasmas. Los vampiros ya no habían dado una descortés bienvenida hacía unos días y no me sorprendería saber que ellos estuviesen en nuestras tierras para finalizar lo que les interrumpieron. Para asegurarme olfatee el aire y aguardé hasta procesar el olor: para mi gran desconcierto...era olor a lobo. Con la curiosidad picándome la conciencia me dirigí a la ventana.

Al correr las cortinas me llevé la...grata sorpresa de ver gente junto a mi habitación. Sobresaltada con aquella imagen no pude evitar retroceder unos cuantos pasos hacia atrás. Todos estaban rígidos, muy quietos y con los ojos puestos en la cabaña.

-¿Qué demo...?-cuando uno se percató de la cortina corrida media docena también lo hicieron. Y ya no sólo eran un par de ojos observando...

Obviamente asustada me alejé de la ventana y retrocedí aún más. Caminando de espaldas choqué con la puerta. Sin mirar atrás tantee hasta encontrar la perilla y una vez que la hallé no dudé en abrir la puerta.

Things We Lost In The Fire 🔥 (LIBROS 3&4 - TO) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora