Capítulo 4:"A&B"

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Durante la noche no había logrado conciliar el sueño. Daba vueltas en la cama y más de una vez tuve que levantarme para acomodar las sabanas caídas. Llegado el amanecer, mantuve la vista pegada al cielo raso. La luz titilaba levemente.

Cuando Hayley mencionó lo del Matalobo, ¿qué habría hecho? ¿Lo habría tomado? ¿Estaría haciéndolo bien? apreté lo parpados y me abracé a una almohada, mientras me cubría mejor con el acolchado. ¿En qué clase de persona o de...monstruo me convertiría si accediese a acabar con la vida de una ser inocente?

Permanecí despierta hasta la llegada de la mañana. El sol se filtraba por las finas cortinas comenzando a iluminar el interior de la habitación. Me removí nuevamente, dándole la espalda a las ventanas. El sol comenzó a calentar las sabanas. La cabeza seguía maquinándome que hubiera pasado si hubiese...apreté los parpados de nuevo.

-Basta.-me ordené.-Tomaste la decisión correcta y punto.-esponjé las almohadas con una mano y acomodé la cabeza para luego bufar; no había dormido nada y ahora el sueño no estaba de mi parte. Cerré los ojos y suspiré. El silencio reinaba en el cuarto y la soledad que se extendía de la puerta para afuera era algo realmente estremecedor. Al parecer nadie estaba despierto. Aprovechando ese silencio, me llevé una mano al vientre; ya se me estaba haciendo costumbre. La verdad es que necesitaba escuchar ese dulce palpitar que tanto me tranquilizaba. Aguardé unos instantes y ahí estaba: pum, pum, pum. Tan lento, tan...agradable...tan parte de mí.-No me arrepiento de haberte elegido.-musité, recreando círculos sobre la camiseta de mi pijama.

Me deshice de las sabanas y la cama crujió en cuanto rodé por el colchón para poder ponerme de pie. Debía admitir que la casa era demasiado caliente para mi gusto; tenía toda la ropa pegada al cuerpo y la nuca húmeda. Caminé hacia la puerta la abrí. La brisa fresca que venía desde el corredor era grata; los brazos y las piernas comenzaron a observar la transpiración pero sin duda necesitaba un baño.

Me estiré, soltándome el cabello para luego bostezar. Al acercarme a las ventanas, corrí las cortinas permitiendo que el sol entrase de lleno a la habitación. Cerré los ojos y me deleité de aquella calidez sobre mi rostro.

Tras parpadear varias veces, me volví hacia la cama pero me detuve al ver que la botella de Matalobo se encontraba junto al velador. El estómago me hormigueó y la culpa volvió a aparecer. La tomé y me senté. El colchón se hundió bajo mi peso. Había veces en la que me preguntaba cómo había gente capaz de cometer tales locuras. Di vuelta varias veces la botellita entre mis dedos y la volví a depositar sobre la mesa.

-¿Por qué no la tomaste?-me sobresalté levemente, para luego ubicar el punto de donde había venido la voz. Klaus se hallaba en el umbral de la puerta; tenía los brazos cruzados sobre el pecho y su rostro carecía de emociones o expresiones.-Podrías haber sido libre de todo esto...de mí.-

-Esa opción jamás pasó por mi mente.-admití.-Eso se reforzó cuando aquellos vampiros nos rodearon; por primera vez no era a mí a quién debía proteger o a Hayley.-me encogí de hombros.-Tal vez tenga que ver con el hecho de que no he tenido la mejor de las infancias. Todo lo que sé es que las cosas están mal y me di cuenta de que no dejaría que nadie le hiciera daño.-

-Entonces, somos más parecidos de lo que parecemos.-murmuró.-Tú y yo hemos aprendido a pelear cuando nos arrinconan.-

-Bueno, ahora estamos arrinconados.-

-Lo estamos.-asintió.-Pero, es la hora de pelear...-se acercó a mí, colocando una mano sobre mi mejilla.-...mi reina.-

*.*.*.*

-No puedo creer que te hayas desecho de esos vampiros sin mí.-protestó Rebekah, mirando por la ventana. En la entrada, lo que antes había sido una montaña de cuerpos, ahora se había convertido en una pira carbonizada.-Sabes que me encanta quemar cosas.-

Things We Lost In The Fire 🔥 (LIBROS 3&4 - TO) ✔Where stories live. Discover now