D I E S I O C H O

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(Sebastian)

Mí relación con Meyrin empezó cómo amantes, pero todo cambió drásticamente, cada día nos escabulliamos y teníamos relaciones sexuales. Mi deseó siempre fue tener un hijo con Ciel, pero cambió cuándo me sentí atraído por la torpe sirvienta. Y ahora no hago más qué arrepentirme, aún recuerdo todo.

Flashback

Terminaba mí tarea de mayordomo cómo siempre, últimamente he tenido un gran apetito sexual por Ciel, pero podría llegar a matarlo, no quiero perderlo. Debo de conseguirme a alguien, rápido. Caminó desesperado no voy a poder contenerme, pienso en las opciones, no sirve para mucho, será bueno matarla nadie se lamentara por la muerte de la Franco tiradora. Caminó hacía la habitación de Meyrin entró con sigilio, ella se sonroja y agacha la cabeza, pobre de ella.

Sebastian-san,¿q-qué hace aquí? Me pregunta, tan sólo sonrió y la veo de pie a cabeza con una sonrisa.

Jugaremos un rato Le dije mientras me acercaba y la desvestia.

No bocchan lo ama, yo ja... La interrumpo uniendo nuestros labios, ella corresponde a mis caricias, después de todo no era la fiel sirvienta qué creía.

Al igual qué ella quedamos desnudos, perdóname Ciel, pero esto es por ti, no quiero perderte. Y así cada día era mismo, me mostraba cariñoso con la sirvienta cada día, y con Ciel lo trataba de manera fría y hostil. Sentía asco y repulsión hacía mí, sabía qué estabas dolido y era por mí culpa, pero no me importó y seguí con Meyrin sin importar nada. Quería estar con ella, ya no amaba a Ciel, asi qué decidimos huir. Todo empezó con pasión y lujuria y término en matrimonio, por alguna razón no olvidaba a Ciel, un día Meyrin decidió ir a la mansión nuevamente, no tube opción más qué acompañarla, debés estar grande, sonrió al recordar cómo te enojabas cuándo mencionaba temas cómo lo de tú estatura. Una vez frente de la mansión mí esposa entró y yo bage por los jardines, escuché una risa infatil. Así qué habías tenido un hijo, me alegró qué hayas encotrado a alguien, pero a la vez me da furia. Me volteó y mí sopresa fue encontrarme a un pequeño igual a mí, me acercó pero es alejado de mí. Levantó la vista y me encuentro contigo mi antiguo gran amor, estás tan hermoso, pero aquél niño qué cargas en brazos es nuestro hijo.

Fin del FlashBack

Todo lo qué hice fue para no perderte, pero igual te perdí.

© Narrador omnisciente

El azebache después de haber recordado aquéllo sacudió su cabeza y se volteó, encontrandose con Ciel y su hijo, la tormenta aún no paraba después de haberse desatado la noche anterior. Un fuerte trueno se dejo escuchar, los ojos del niño se abrieron dejando ver sus ojos de color violeta vivo, Sebastian se sorprendió y se acercó un poco.

Buenos días hijo, veo qué la tormenta te ha despertado Saludo el ojicarmín mayor, James le devolvió el saludo mientras sus ojos volvían a la normalidad.

Mamá aún no despierta, mmm... Debería trerle el desayuno, aúnque no acostumbra a despertarse los días de lluvia Decía el pequeño, Sebastian puso su típica sonrisa y lo levantó.

–– Le haremos su desayuno cómo ayer, vamos– Le dijo levantando a su hijo, para cambiarlo y cambiarse para bajar, dejaron la habitación con cuidado para qué el ojiazul no despertará. Al bajar los sirvientes saludaron a James con una gran sonrisa y a Sebastian lo fulminaban con la mirada. Si la miradas matasen Sebastian estaría muerto, algo qué sería muy gratificante para el Phantomhive. Dejando éso de lado se fueron a la cocina dónde estaba Meyrin quién miró mal a James, en cambió el niño lo miró con burla haciéndose cargar por su padre.

–– Papi¿ Qué podemos hacerle a Mami?– Preguntó con malicia, Meyrin en aquél momento envidaba a Ciel con todo su ser.

–– Una ensalada de frutas con arándanos, cerezas, miel y un poco de dulce, acompañado de unos Wuafles rellenos de nueses y mani crocante, con una rebanada de mastel con frutillas y vainilla. Con un te rojo con menta, y un vaso de jugó multifrutal, y unos panesillos de queso con fiambres – Le respondió contándole a la perfección qué haría para el desayuno, a su hijo no le sorprendió tan sólo se dispuso a ayudar a su padre.

Después de un buen rato, las cosas estaban preparadas y James satisfecho con su esfuerzo. Dejaron un tiempo para qué los pastelillos se enfriaran, James se sentó al lado de Sebastian, lo cuál le desagrado a Meyrin, pues ella quería sentarse ahí. Trató de tranquilizarse, no le iba a gritar a un niño por haberle quitado el lugar, pero tan sólo recordar las palabras de Ciel anteriormente dichas, se llenó de coraje. 

–– Quítate de mí lugar, yo debo sentarme al lado de el, es mí esposo – Le dijo alterada la sirvienta, el otro tan sólo le sonrío.

––Muy poco me importa, tan sólo eres la sirvienta o debería decir un demonio impuro, a los cuáles aborrezco– Le respondió el niño con veneno en su voz, Sebastian sonríó, lo qué hizo enojar más a la sirvienta.

––¡ Se qué eres un niño, pero yo soy su esposa, y soy la única qué puede darle hijos, tú tan sólo eres un bastardo!– Le gritó, los ojos de Sebastian se encendieron, pero se apagaron de repente cuándo sintió cómo sí algo lo calmara.

––¿ Ya veo, dime, cómo te resultó éso de darle un hijo?. Aceptalo de una vez mí madre ganó y tú Meyrin perdiste– Afirmó el niño, Meyrin levantó su manos para golpear al niño, el cuál ni se molestó. Cuándo creía qué la mano de la sirvienta se estrellaria en la mejilla del chico, está fue parada.

––¡¡NI SE TE OCURRA TOCAR A MÍ HIJO, MALDITA ARRASTRADA!!– Gritó Ciel mientras se ponía adelanté de su hijo– Vete de la mansión, o te echaré a patadas de aquí – Ordenó, Meyrin se fue de ahí furiosa. Ciel se volteó a ver a Sebastian – ¿Qué demonios te sucede?, casi dejas qué ella lo golpe– Le preguntó, mientras le proporcionaba una fuerte abofetiada, levantó a James y se lo llevó de ahí. Sebastian lo siguió, hasta la habitación. Ciel dejó a James y se puso cara a cara con Sebastian.

–– Ciel, jamás dejaría qué golpearon a mí hijo– Se justificaba Sebastian, Ciel lo agarró de la corbata y lo sacudió.

–– Yo no te consideró el padre de mí hijo, su padre verdadero fue algo de una noche y se fue. Es lo único qué planeó saber– Le dijo serio mientras se iba de ahí. Por su parte Sebastian estaba dolido por las palabras de Ciel. 

–– Tks...Aún sigues siendo un maldito mocoso– Susurró llendose a su habitación.

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Te perdí cuándo quise protegerte
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Atte: Krone



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