T R E C E

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Narrador omnisciente©

La joven pareja conformada por la pelirroja y el azebache caminaban rumbo aquélla, mansión la cuál un día fue un hogar para la muchacha. Después de una larga hora de caminar, pararon una vez qué estaban adelanté de la mansión Phantomhive. Al parecer todos habían salido, los únicos qué quedaban era los sirvientes.

" ¿Para qué volver al lugar dónde una vez, abandonaron y dejáron atrás?"

Se prestaron a entrar al interior de está mansión, con sigilo Meyrin fue dónde provenía las voces de sus antiguos compañeros. Por otro lado Sebastian estaba en el jardín. La mujer de cabellos rojos, caminó y con un fino hilo de voz pronunció el nombre de éstos, provocando qué se voltearan.

- Qué haces aquí, no eres bienvenida, ni tú, ni el - Habló frío el jardinero, esa fue la sorpresa de Meyrin.

- Finny.... Yo.... Yo tan sólo vine a saludar - Les dijo la mujer pelirroja, qué había pasado con aquél chico qué siempre sonreía y era alegre con ella.

- ¿Qué creiste? Qué tendríamos los brazos abiertos para ti cuándo volvieras, después de todo lo qué hiciste. Traidora - Le reprochó el cocinero llenó de coraje, mientras Tanaka se limitó a mirarl serio, y Finnian lo mira con el seño fruncido.

" Sabes perfectamente qué tan sólo volviste a destruirlo nuevamente."

Por otro lado estaba el azebache, caminaba por los jardines qué al pasar de los años no cambió en nada, paro en secó al escuchar una risa infantil. Volteó sobre sus talones para ver de quién pertenecía aquélla risilla, vio a un niño sentado arriba de una manta jugando con sus jugetes. Al parecer el niño sintió su presencia y volteó encontrandose los dos. Sebastian miraba al niño con sorpresa, se acercó al pequeño sin salir de su asombró. Trató de hablarle pero vio cómo alguien lo alejo de el.

- Tú..... ¡Qué haces en mi mansión!- Le gritó Ciel poniendo a su hijo detrás suyo - Alejate de mi hijo - Le dijo el joven retrocediendo y bajando el tono de su voz si no asustaria a su hijo.

- ¿Porqué Se parece tanto a mí? Ciel acaso... El e...s...mi....Hijo - Le preguntó mientras veía a el pequeño qué está detrás de Ciel.

- James vete a tú habitación - Le ordenó firme el joven de mirada azulina a su hijo, quién obedeció rapidamente juntando todos sus jugetes y marchándose - No el no es tú hijo - Afirmó el joven con seguridad de su mantira.

- No me mientas, ése pequeño es mí hijo - Contradicio el azebache seguro mientras veía a Ciel, el cuál apretaba sus puños.

- ....... Él es mí hijo.... No es tuyo ni de nadie - Le dijo el joven llenó de ira y coraje. - No pienso dejar qué hagas sufrir a mí hijo cómo lo hiciste conmigo - Habló dolido el joven, Sebastian qué hasta el momento lo miraba con pena quiso acercarse pero éste lo evadio.

- Estoy arrepentido yo..... No quise dejarte así - Le dijo Sebastian agachando la cabeza.

- Pero lo hiciste.... Me abandonaste, dejaste todo atras incluyéndonos...... - Lágrimas amenazaban con salir de los orbes azulinos del muchacho, el joven no dejaría escapar una sola lágrima por aquél miserable, o éso decía su orgullo.

- Ciel yo no sabía si lo hubiera sabido yo..... - No pudo terminar de hablar ya qué fue interrumpido por Ciel.

- Qué, me dirás qué sí te hubieras enterado del embarazo no te hubieras ido. Se realista, estarías atado mí por James y nada mas - Le dijo el joven más tranquilo, pero dolido, sí antes dudaba de qué el abandonó de Sebastian y Meyrin fue un error y imprudencia de parte de los dos, ahora estaba seguro qué no fue así. - No te acérques a mí hijo, alejate de el, deja qué nosotros sigamos con nuestra vida y tú con la tuya - Finalizó el joven marchándose sin darle oportunidad al ojicarmin de contestar.

Eres mi única luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora