D I E S I C I E T E

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©Narrador omnisciente.

Un joven azulino de despertaba poco a poco, volteandose para despertar a su hijo, pero grande fue su sorpresa al no verlo. Se levantó rápidamente, asustado de qué algo le hubiese pasado a su hijo, cuándo la puerta se abrió dejando a ver James con el desayuno, Ciel corrió y le quito la bandeja dejándola arriba de la mesa, se volteó y lo tomó de los hombros delicadamente para no lastimarlo.  

- Jamás no te vuelvas a ir así, me asustaste -. Le decía el azulino mientras besaba la frente de su hijo y lo cargaba hasta la cama.

- Lo siento, pero no te preocupes, papi me cuidó, mami -. Le dijo el pequeño niño con ternura, la palabra "papi" le desagrado a Ciel.

- Qué... Qué bueno, hijo-. Dijo el azulino forzosamente, un dolor se albergó en su pecho, le restó importancia y empezó a comer el desayuno con su hijo.

En la planta baja se encontraban Sebastian y Meyrin discutiendo, la pelirroja lloraba y el ojicarmín la miraba con serenidad. La sirvienta tocaba su vientre mientras lloraba angustiadanente, llena de coraje para subir las escaleras, para enfrentar al joven Phantomhive, pero era detenida por el azebache.

- ¿¡Porqué ese niño tiene qué estar siempre contigo!? - Preguntó exsaltada, sabía qué era su hijo, pero le robaba toda la atención qué ella recibía.

- El es mí hijo y lo sabes, siempre estará primero -. Declaró mientras subía las escaleras, por su parte la pelirroja, con sus manos tapó su boca para no dejar salir sus sozollosos.

El azebache llegó a hasta la habitación de su hijo, y abrió la puerta con sigilio, encontrandose con su hijo y Ciel riendo alegremente mientras se abrazaban. Sebastian entró y se puso al lado de Ciel, James tomó la mano de su madre y su padre, entrelasandolas, el niño plantó un pequeño besó en la mano de éstos dos. Ciel y Sebastian sintieron una corriente cuándo sus manos se entrelazaron. Meyrin quién veía aquélla famíliar dolida y llena de ira se marchó.

La tardé pasó rápidamente para todos, era hora de la cena dónde todos se sentaban incluso Sebastian, cómo era el padre del pequeño tenía derecho, Ciel pensó en rechazarlo pero su hijo insistíó, no tuvo más opción qué sentarse y aguantar la presencia de Sebastian, aúnque Meyrin quiso acompañarlos, pero James se lo impidió, le pidió qué se marchará por las buenas o por las malas. James sonreía alegre de tener nuevamente a su Padre, tantas noches culpandose,sufriendo. Por fin el podría tener a su Padre y Madre juntos, cómo una família, su familia soñada. Comieron tranquilamente mientras hablaban, una tormenta se desató afuera repentinamente, James vio con una mueca de desagrado la tormenta. Ciel carcajeo y Sebastian sonrió atrayendolo hasta sus brazos, acurrucandolo en su pecho y  besó su cabeza.

- Estoy aquí, no dejaré qué nada malo te suceda -. Le decía mesiendolo entré sus brazos, los nudillos del azulino de tornaron blanco, por tanta presión qué hacía al apretar sus puños. 

- Papá ¿ Podríamos los tres dormir juntos? - Preguntó con inocencia, aúnque verdaderamente no tenía ni una pizca de inocencia el niño, engañaba a todos con su sonrisa angelical y buena, pero ésa sonrisa era igual de falsa cómo la de Sebastian, pero a la vez tan venenosa cómo la de Ciel. Un resultado extraordinario.

- Me parece bien -. Comentó el azebache mientras miraba con malicia al azulino, el cuál tuvo qué  tragar su orgullo, y término aceptando. Sebastian cargó a James y se fueron a cambiar, Ciel a diferencia fue por un vaso de agua. Sirvió su agua y se prestó a caminar hasta llegar al comienzo de la escalera para subir, pero fue detenido por una mano qué lo agarró fuertemente de la muñeca. 

- Escuchame bien, no te atevas a robarme a Sebastian -. Amenazó Meyrin, Ciel se voltio y la miró con indiferencia, saltándose de su agarré. De repente una sonrisa burlóna curvo los labios de Meyrin .- Pero qué digo... El jamás te prestaria atención, no pudiste satisfacerlo y se fue conmigo -. Le dijo burlona y con arrogancia.

- Sí, se fue con una zorra cómo tú, pero no te equivoques, yo no soy cómo tú, no me interesa Sebastian. Es más después qué se fueron sentí un gran alivió, y si el está aquí es por James.... Lo único qué nos une, temiendo de qué tú esposo te abandoné, quisiera verte algún día sufriendo y queriendote sucidar.... Te verías tan patética, bueno no es nada nuevo para ti, ser una incompetente, qué ni un hijo pudo darle.- Le decía con una sonrisa maquiavélica, Meyrin lo miró con odio mientras sus ojos se cristalizaba y la sonrisa de Ciel se agrandaba.
- James estará siempre primero, y para tú desgracia no ahí nada qué puedas hacer. - Declaró arrogante  dándole la espalda y subiendo las escaleras. Sin saber qué Sebastian había escuchado la pequeña charla.

Subió hasta su habitación y entró hasta llegar a la cama, acomodó a su hijo en medió de el y Sebastian, no quería generar una situación incómoda. El niño pidió qué lo abrazasen, ellos aceptaron y sus brazos tuvieron qué juntarse para así abrazar a su hijo. Cada uno se sumió en su propio sueño, en una habitación lejana, se encontraba la sirvienta llorando desconsoladamente.

Narra Meyrin:

¿Porqué, Porqué sigues prefiriendolo a el, qué tiene el que no tenga yo? Yo puedo darte todo lo qué desees pero no me prefieres a mí, te enamoraste de un mocoso, no tomaron cuidados, jamás se preocuparon por nada, tan felices y más con aquél niño. Si ése maldito niño no hubiese nacido no nos hubiéramos quedado, jamás pude darte una familia pero a cambió el Phantomhive sí. Debo aceptarlo aún lo amas.... Siempre lo amaste, nuestra relación se basó en lujuria y nada más.
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Ciel y James siempre me derrotaran, Porqué siempre estarán primero qué yo.
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¡Hola! Lamentó la tardanza, estuve muy ocupada últimamente, ahora tengo más tiempo para escribir por lo tanto, aquí tiene su capítulo, esperó qué les guste.

Nos vemos besos.

Atte: Krone

                       

Eres mi única luz Where stories live. Discover now